Alberto tiene presente en su memoria las tres ocasiones en que intentó cometer suicidio, sabe del que hizo daño a su organismo, que sus actos lastimaron a su familia, que lo llamaron “loco”, que fue discriminado, y sin embargo, nada de acontecido en el exterior, es comparado con el dolor que lo llevó a la desesperación por quitarse la vida.

A sus 23 años, Alberto sólo desea no volver a caer en una etapa de depresión, porque en lo único que piensa es terminar con el dolor que lo invade, y la única salvación que conocía era a través del suicidio.

Tras dos años, siete meses de tratamiento con medicamentos, rehabilitación, acompañamiento, atención psicológica y de psiquiatras del Instituto Veracruzano de Salud Mental “Doctor Rafael Velazco Fernández”, Alberto comenzó a laborar en una cafetería, y por primera vez tiene metas, sueños, y ganas de estudiar la licenciatura en arquitectura en la Universidad Veracruzana (UV).

El suicidio se previene

Los estigmas y tabúes que por décadas se han pronunciado sobre el suicidio deben quedar atrás para dar el siguiente paso que es reconocerlo cómo un problema de salud mental, el cual se previene y es prescrito únicamente por psicólogos y psiquiatras, afirmó Blanca Patricia Pérez Luna, Encargada del Programa de Prevención del Suicidio del Instituto de Salud Mental “Doctor Rafael Velazco Fernández”,

Entrevistada en el marco del Día Internacional de Prevención del Suicidio, la psicóloga afirmó que personas con intenciones de cometer el suicidio no se les debe llamar “valientes”, ni tampoco “cobardes”, sino que son seres humanos con un dolor emocional que necesitan ayuda de un profesional en salud mental.

Indicó que el suicidio es un acto o idea que sólo los profesionales de la salud en este caso psiquiatras o psicólogos tienen los conocimientos para prevenir, rehabilitar y prescribir medicamentos que ayuden a la persona que lo intenta.

“Entre los mitos está que si el suicidio es un acto de valientes, de cobardes. En realidad son mitos. El suicidio está asociado al dolor, al sufrimiento humano, al dolor emocional que no tiene nada que ver con que si eres cobarde o valiente, lo que hay es dolor, sufrimiento, el suicidio duele” afirmó.

El programa de Prevención del Suicidio del Instituto de Salud Mental, se puso en marcha hace seis años en el Instituto de Salud Mental con los protocolos indicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en respuesta a una demanda de la población.

“Lamentablemente cuando una persona pide ayuda a un psiquiatra o psicólogo es porque ya se cortó, se empastilló, psicotizó. Por lo regular llegan aquí a para ser tratados después de cinco años de sufrimiento”, expuso.

En el Instituto de Salud Mental, los especialistas tratan los males mentales del paciente y dan un seguimiento de por vida con el único fin de ayudarlo a continuar su vida.

“No se trata de que los cures y se vayan a su casa, sino que se les da seguimiento iniciar el tratamiento debe haber intervención para prevenir que no se vuelva a presentar, darle estrategias para solucionar problemas, que a veces es un problema de salud mental cómo depresión o ansiedad” refirió.

Cuando una persona comete un acto suicida, previamente pudo haber cursado episodios de ansiedad o depresión, y una situación en su día a día lo llevó a tomar una decisión final, explicó.

“Generalmente hay un detonante, puede ser una separación, una pérdida de un trabajo, de una pareja, es la gotita que derrama el vaso de muchos factores que la persona ya traía. A veces dicen se suicidó porque se separó o perdió el trabajo, pero en realidad eso fue una gotita, seguramente la persona tenía otros factores” detalló.

La psicóloga afirmó que la familia tiene un papel muy importante porque la encargada de ayudar, acompañar, dar soporte y funcionar cómo una red de apoyo hacia el paciente.

De acuerdo con la OMS, dijo la especialista una de cada 100 muertes es debido al suicidio; en el 2019, un promedio de 97 mil 339 personas murieron por suicidio en Las Américas; a nivel mundial 700 mil personas se suicidan cada año; cada 40 segundos una persona intenta suicidarse; por cada suicidio consumado hay otras 20 personas intentándolo; los 15, 30, y 35 años es la población de mayor riesgo; se sabe que está asociado a un padecimiento de salud mental.

“El mayor número de suicidios consumados es en hombres, pero las mujeres lo intentan más; los métodos más usados son ahorcamientos, pastillas, cortes, armas y plaguicidas” finalizó.

AVC

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