El amanecer fue un torbellino, una turbulencia, huracán, sunami o maremoto, ya que tanto la cabeza como el estómago estaban revueltos y doloridos de tanto alcohol, mas, el glorioso despertar apareció cuando se miró en la cama con él abrazándola. Miró su desdeñado cabello negro cual remolino enroscado desde la cabeza hasta la punta de su nariz, nariz tan aguileña y cabello tan rebelde que le hacían pensar en Louis Garrel. Y de pronto surgió, espontánea y perpetua, «La vie en rose» en su cabeza. Qué escena tan soñada por ella, tan idónea si tan solo no se sintiera aterrada; el miedo paralizante de escabullirse más de la cuenta en los sentimientos y en las sábanas de un nuevo pasante, eso era lo que sentía. Tan libre ya un Marco siendo halagada por Carlos, eso era la perfección mezclada con el confort que ella amaba, pero con Carlos estaba consciente de que de mentía, pues pensaba, sí y siempre, en Marco, mientras que en ese amanecer Marco era ya un recuerdo moribundo.

Quiso levantarse de la cama como en aquellas películas cliché donde la mujer se levanta envuelta en la sábana blanca con su cabello perfecto y en completo sigilo, pero ahí era imposible desafanarse del brazo pesado de él rodeando su cuerpo. Y entre más pensaba en cómo salirse, más pánico sentía; aprisionada en un hombre, aunque sonara a metáfora. Y ella se quería libre comenzando a amarse en su soledad y en su reconocimiento de sí misma. Apenas estaba conociendo la liberación de la carne como para ser una presa de aquel cabrón.

El vómito fue lo que terminó haciéndola aventar con fuerza el brazo de Julián para correr al baño y sacarlo todo. Él, entre el brazo azotado y el ruido gutural de Luna vomitando, despertó con sobresalto buscándola entre las sábanas hasta cavilar que estaba en el baño.

—¿Luna? ¡Oh, Dios mío! ¿Pero qué te pasó?

Yacía envuelta en la cortina de baño y enredada en su propia ropa con el vómito aún escurriendo de la boca.

—Creo que me atoré.

Con delicadeza y casi aparentando ternura ante tal escena, Julián la desató de las ropas y le limpió la comisura de los labios sin gesto alguno de asco. Ella no había conocido nunca tal ternura considerada inmerecida.

—Debo irme ya.

—¿Irte? ¿Pero si a dónde? Además, mírate, ¿no quieres al menos bañarte? Claro que si te quedas por un café estaría mucho mejor.

—Debo encontrar a Carlos. Necesito saber que está bien.

Ahí Julián entendió algo que le hizo cabilar que tal vez ella sí amaba a Carlos, siendo su preocupación genuina por querer emendar lo que en la noche había hecho mal.

—¿Al menos dejas que te acompañe al centro?

Lo pensó por unos segundos antes de negarse, lo que pasaba era que en verdad sentía que le había traicionado a Carlos aun sin haber hecho algo y sin pensar si él tampoco. Pero fuere el caso que fuere, se despidió de Julián con un beso en su mejilla y, antes de abrir la puerta, él le detuvo del brazo.

—Esto es como una ruleta rusa, no sabes cuándo te va a tocar y, más todavía, cuándo te tocará una bala compartida.

—Creo que nunca sabemos realmente cuando la bala es recíproca, sólo es como aventarse del paracaídas sin esperar a que abra o no.

—Luna, si algún día quieres arriesgarte y jugar por cinco balas, sólo avísame. Yo estoy dispuesto a saltar con o sin paracaídas, pero contigo.

Ella esbosó una sonrisa sin darle respuesta. Salió aún escuchando a Edith Piaf en su mente seguida por los colores rojizos de las cabelleras de las sirenas.

Aquel día halló a Carlos en su casa, discutieron, pero siguió escuchando La vie en rose. En el parque se encontró con Oswaldo molesto porque no le había ayudado mucho esos últimos días con la obra de teatro, pero Luna siguió escuchando La vie en rose. La vie en rose siguió sonando todo el resto de la tarde hasta reposar la cabeza en la almohada, dónde el color lila empezaba a manifestarse previo al debut del colectivo, en ese sábado frío dentro del café, dónde las muchas personas regalaban un poco de calidez, aplausos y risas.

CAPITULO III

LILA

Las alas de cartón se desplegaron, la gente silenció y las luces rojas se encendieron.

 

 

(CONTINUARÁ)

 

 

 

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