Desde el gobierno de Miguel Alemán Velasco la Coordinación General de Comunicación Social se convirtió en un nido de ratas, donde infinidad de vivales hicieron negocio con el administrador de esa dependencia a quien le proponían el pago de facturas de medios que no existían, o que eran editados solo para adjuntarlo a la factura a cambio de entregar el cincuenta por ciento de la cantidad, dinero que iba a parar al bolsillo del mencionado “administrador”. La Coordinación General de Comunicación se convirtió en una de las oficinas del palacio de gobierno más concurridas, todo el tiempo estaba con las puertas abiertas llena de personas a las que los periodistas no conocíamos, se trataba de “nuevos clientes”, o enviados de otros mercenarios que ya se habían enchufado en esa maquinaria de hacer dinero y se daban el lujo de enviar a sus ayudantes. Concluyó esa administración y los mercenarios se quedaron acostumbrados a succionar la ubre presupuestal estatal con cantidades importantes de dinero, a cambio de nada, y se presentaron a ratificar su situación “laboral”. Afortunadamente la persona que se hizo cargo de la administración invitado por Alfredo Gándara Andrade, ya tenía experiencia en esos manejos, hablamos del contador Arnulfo Pancardo quien había ocupado el mismo cargo en el gobierno de Patricio Chirinos al lado del maestro Miguel López Azuara. Con Pancardo todos los mercachifles del periodismo rebotaron, ni uno solo logró convencerlo de hacer negocio aprovechando el cargo, sin embargo se pusieron a editar publicaciones y a interceptar al gobernador Fidel Herrera Beltrán, a quien le mostraban la publicación en la que iban elogios al por mayor al gobernante con lo que conseguían que éste le ordenara a su Coordinador de Comunicación Social que les pagaran, o sea, se brincaron a Gándara y a Pancardo. Con Javier Duarte el “negocio” siguió algunas publicaciones fueron cumpliendo con la periodicidad que anunciaban y hasta formalidad consiguieron, sin dejar de ser pasquines sin contenido. Esas plagas se pasaron los dos años de Miguel Angel Yunes Linares sin recibir un quinto, el gobierno yunista tomó la decisión de no contratar publicidad con nadie. Hoy que la 4T lleva cuatro años los medios propiedad de charlatanes han resurgido, y se sabe que extendieron sus áreas de extorsión a los tres poderes del estado, y se entiende porque quienes están al frente de las oficinas de prensa no tienen idea de lo que es un medio, menos de la importancia de difundir adecuadamente lo que sus jefes hacen, que forman parte de un proyecto político llamado 4T. El caso es que después de estar a punto de solucionar un grave problema de corrupción, los morenistas volvieron a abrir la puerta y a saquear en complicidad con los mercachifles del periodismo.