Un estudio dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) y publicado en ‘Cell’ sugiere que ciertos fármacos contra el cáncer también pueden dirigirse al tratamiento de la enfermedad de Crohn.
Tal y como recuerdan los investigadores, la estructura de la cromatina (la mezcla de ADN y proteínas que forman los cromosomas) puede afectar a la expresión de los genes, y ciertos «lectores» de la cromatina son importantes para controlar esta estructura, a menudo en respuesta a señales ambientales.
Las mutaciones en uno de estos lectores, denominado proteína moteada 140 (SP140), se asocian a un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades inmunológicas, incluida la enfermedad de Crohn, un tipo de enfermedad intestinal inflamatoria.
La expresión de SP140 se limita exclusivamente a las células inmunitarias, como los macrófagos, que rodean y eliminan los microorganismos, retiran las células muertas y estimulan la acción de otras células inmunitarias.
Los análisis de proteínas realizados por la doctora Kate L. Jeffrey, investigadora principal de inmunología en el Hospital General de Massachusetts y profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, y sus colegas, han revelado que SP140 reprime las topoisomerasas (TOP), que son enzimas que ayudan a desenredar el ADN durante la replicación.
El equipo también ha descubierto que, en humanos y ratones, la pérdida de SP140 daba lugar a una actividad desencadenada de las TOP, lo que en última instancia conducía a una expresión génica defectuosa y a la eliminación de bacterias por parte de los macrófagos, lo que provocaba anomalías intestinales.
El equipo también ha descubierto que, en humanos y ratones, la pérdida de SP140 daba lugar a una actividad desencadenada de las TOP
La inhibición de la actividad de TOP permitió corregir estos defectos en ratones con la inflamación característica de la enfermedad de Crohn, una afección que sigue siendo incurable mediante intervenciones quirúrgicas o terapéuticas.
Varios inhibidores de TOP están aprobados para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, y muchos de ellos se están probando en ensayos clínicos sobre el cáncer. Estos últimos hallazgos indican que los ensayos clínicos también deberían probar su eficacia contra la enfermedad de Crohn.
«Aplicando una combinación de genética humana, proteómica, bioquímica, utilización de células inmunitarias primarias de individuos con enfermedad de Crohn y estudios ‘in vivo’ en animales, nuestro estudio pone de relieve el poder de examinar las mutaciones genéticas asociadas a la enfermedad en humanos para avanzar en la comprensión mecánica de la misma», dice Jeffrey.
Así, el trabajo amplía la comprensión de la epigenética en la salud, es decir, los cambios físicos en la estructura del ADN de las células que afectan a la expresión de los genes en respuesta a las señales ambientales. «Pero lo más importante es que revela cómo la desregulación de los factores epigenéticos impulsa enfermedades como la del Crohn, cuya incidencia está aumentando debido a la compleja interacción entre los genes y el medio ambiente», finaliza Jeffrey.
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