Por Yair Ademar Domínguez
A pesar de que el mundo moderno nos ha acercado a todos en una comunidad globalizada, cercana, interrelacionada de muchas formas y los problemas globales nos afectan en general como si estuviéramos en el centro de los mismos, en Veracruz se ha trabajado en un blindaje certero para ofrecer seguridad a ciudadanos y visitantes.
Escribo esto al pensar en el recuento de “alertas de viaje” de las Embajadas de Estados Unidos y Canadá en nuestro país en donde desafortunadamente aparecen 16 estados del norte, centro y sur como Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, Morelos, Nayarit, Sonora, Zacatecas, Guanajuato, Jalisco e Hidalgo.
En Veracruz, y hay que reconocerlo, se ha trabajado por restablecer el tejido social, se ha trabajado por contener a los grupos delincuenciales y se han dado golpes certeros en contra de líderes de la delincuencia que tanto daño han causado. Estas acciones han permitido que a nivel internacional estemos en “semáforo verde”, para que siga llegando el turismo extranjero a nuestro territorio.
La restitución del tejido social implica un trabajo de gobierno coordinado entre los tres niveles, pero también la implementación de acciones que le permitan a la gente apoderarse de su entorno, de su calle, de su vida productiva y recreativa. Cuando se pavimenta una calle se está restableciendo el tejido social, cuando se construye una cancha de fútbol o básquetbol se ha estado haciendo lo mismo, pero también cuando se implementa un festival musical, una actividad cultural o se promueve una cabalgata o un evento recreativo.
Para garantizar la seguridad de sus ciudadanos, Estados Unidos pidió evitar el área de conflicto; buscar un resguardo seguro si se encuentra en la zona de riesgo; escuchar las actualizaciones en los medios locales; mantenerse atento a su alrededor y avisar a sus amistades y familiares respecto a su localización y seguridad. En Veracruz esto no es necesario, porque en Veracruz existen las garantías para que nuestros visitantes puedan comerse una nieve en el malecón porteño, viajar a Tlacotalpan, recorrer tanto la montaña como la costa a sabiendas de que estarán protegidos.
Insistimos: garantizar la seguridad de una población no implica sólo llenar la calle de policías. Sí, la presencia policial inhibe a los delincuentes, pero lo que está de fondo es más importante, porque implica generar confianza, que la gente, que el ciudadano se apodere de la calle, se involucre en el rescate de sus espacios públicos y contenga con sus acciones el avance de quienes pretenden hacerle daño. Por eso el llamado es a seguir cuidando este espacio ganado. Si tiramos basura, si dejamos en el abandono nuestras calles, si no nos involucramos en la vida de la comunidad, si no denunciamos, indirectamente le estamos dando paso a que los delincuentes se apoderen de nuestras calles.
La seguridad del entorno es compleja pero no imposible. La autoridad tiene que responder, la fuerza del estado se tiene que aplicar, pero también nosotros tenemos que involucrarnos, poner nuestra parte, atender el llamado del jefe de manzana, del líder de colonia, de la autoridad municipal, estatal o federal, para actuar, para denunciar, para participar. Con todo esto estamos seguros que mantendremos el semáforo verde para que sigan llegando los visitantes a disfrutar de nuestro estado y hospitalidad.
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