Este miércoles, un día después de la aprobación de la llamada “Ley Nahle” en el Congreso local, el gobernador Cuitláhuac García se refirió al tema de la sucesión en Veracruz.
Llamó a los funcionarios estatales a no acelerarse, no adelantarse a los tiempos: “tenemos todavía dos años y cuatro meses por delante… tenemos todavía programado escuelas, infraestructura carretera, atención a municipios, programas culturales, seguir dando resultados en materia de seguridad… la transformación va a fondo”.
Agregó el ejecutivo veracruzano que no son tiempos de distraerse.
Digamos que el gobernador tiene razón, al menos parcialmente: los integrantes del gabinete y los funcionarios estatales tienen todavía, en el mejor de los casos para ellos, dos años y cuatro meses en sus cargos. Después vendrá la sucesión y sólo permanecerán aquellos que muestren más capacidad para adaptarse a los cambios. Es la teoría de la evolución de las especies, la selección natural, llevada al terreno político.
En lo que podría equivocarse García Jiménez es en el manejo de los tiempos, lo que en el argot se conoce como el timing político, porque la sucesión en Veracruz, al igual que en la contienda presidencial, no sólo está en marcha, va muy avanzada; de otra forma no podría entenderse la prisa con la que se modificó la Constitución local para permitir las candidaturas de personas no nacidas en territorio estatal.
El proceso electoral está a la vuelta de la esquina; el destape de las corcholatas, por parte del presidente, ocurrió desde el pasado 5 de julio, cuando mencionó a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle, aunque la carrera parece centrarse en los dos primeros.
En Veracruz se han manejado con insistencia los nombres de Rocío Nahle –que parece fortalecerse con la aprobación de la ley que le dedicó la bancada morenista en el Congreso local–, Sergio Gutiérrez Luna, Ricardo Ahued Bardahuil, Zenyazen Escobar García y Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Estos dos últimos, con la ventaja de contar con estructura propia, un importante sector del magisterio y los llamados servidores de la Nación, respectivamente.
También, aunque con menos posibilidades, han sido encartados otros dos secretarios de despacho, el de Gobierno, Eric Cisneros; y el de Seguridad Púbica, Hugo Gutiérrez Maldonado, quien al igual que Nahle no es veracruzano.
Llamar a sus funcionarios a no adelantarse podría ser un error de Cuitláhuac García en la interpretación de los tiempos políticos. ¿Entonces cuándo?, ¿en 2023, cuando las candidaturas ya estén definidas?
Llamar a sus funcionarios a no moverse es equivalente a condenarlos al suicidio político, sobre todo porque ni Rocío Nahle, ni Sergio Gutiérrez, que no forman parte del gobierno estatal, toman en cuenta la opinión del ejecutivo para efectos de sus decisiones políticas.
García Jiménez está a menos de cuatro meses de iniciar el tercer tercio de su gestión; no debería extrañarle que la carrera por sucederlo esté en marcha.
@luisromero85