En 2021, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) entregó 742 becas para cursar maestría, doctorado o alguna especialidad en el extranjero, lo que significa más de 80% menos que las entregadas en 2018, el último año de la pasada administración, cuando se otorgaron más de 4 mil 600. Esto representa el menor número de alumnos becados en una década.
De acuerdo con el padrón de beneficiarios publicado por el Conacyt, filtrado por año de inicio de beca, en 2014 y 2015 se registró el máximo histórico de becas con 5 mil 694 y 5 mil 561, respectivamente. El descenso comenzó a partir de 2016, con 3 mil 074, lo que representa 44% menos.
Sin embargo, las mayores bajas se registran a partir de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y la dirección de María Elena Álvarez-Buylla en el Conacyt. En 2019, el número de becas bajó a mil 128; el año siguiente aumentó a 2 mil 008, pero para 2021 quedó en 742, de acuerdo con los informes de gobierno del presidente López Obrador.
Esta última cifra representa 83% menos becas que en 2018 y también es menor al número correspondiente a 2012, el último año de gobierno de Felipe Calderón, cuando se entregaron 4 mil 694.
Además, tomando en cuenta los datos del padrón de beneficiarios publicado por el Conacyt en formato abierto y contabilizando solamente las becas nuevas, sin renovaciones en los años siguientes, los datos son similares, de acuerdo con los cálculos del académico del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad EQUIDE Manuel Triano.
La disminución tiene un impacto en la vida de los estudiantes que aspiran a lograr un posgrado en las universidades más prestigiosas del mundo. Uno de ellos es ‘Mauricio’, quien fue aceptado en dos instituciones europeas para estudiar una maestría en el área de Ciencias Sociales, pero no podrá asistir.
Su nombre fue cambiado para esta nota debido a que teme alguna represalia de la administración del Conacyt por alzar la voz y aún espera intentarlo de nuevo posteriormente. En noviembre pasado, postuló a dos universidades y fue seleccionado. Esperaba lograr alguna de las becas del Conacyt para financiar su entrada, pero este año no hubo ninguna convocatoria que incluyera su carrera.
Intentó buscar financiamiento del Banco Mundial, pero es necesario tener una propiedad en la ciudad para que funcione como aval. “Yo vivo en la periferia, nuestra casa aún está en lote, no lo aceptan para el préstamo”, lamenta el joven.
La oportunidad de estudiar en las mejores universidades está negada para los más vulnerables porque aquellas familias con alguna propiedad podrían intentar al menos el financiamiento a través del Banco Mundial. “Es decepcionante lo que está pasando. Antes las becas eran un asunto institucional, hoy es al contentillo del personalismo presidencial. Y sus prioridades son otras, son las obras, son los programas de transferencia”.
¿Hay algún posgrado en el país con calidad como uno del extranjero?, se le pregunta a ‘Mauricio’. “Sí, tal vez en Flacso, el Colegio de México, son muy dignos, pero las universidades en las que me aceptaron se comparan con Yale, Cambridge, y el solo hecho de ir es convivir con gente de todo el mundo. Aquí los maestros son del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), allá aprendes de premios Nobel”, señala el estudiante.
Sin embargo, las becas nacionales también han disminuido. En el sexenio pasado, se entregaron 32 mil becas en promedio por año, pero para 2021 la cifra bajó a 26 mil 505, de acuerdo con información de la organización ProCienciaMX.
En numerosas ocasiones, el presidente López Obrador ha expresado su poco apoyo a que los jóvenes estudien en el extranjero, discurso que ha hecho suyo la directora del Conacyt, quien también ha insistido en la calidad de los posgrados nacionales.
Es cierto que el sistema mexicano tiene el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), que ha evolucionado desde 1991 y cuyo objetivo es brindar acceso a estudios de alto nivel en instituciones académicas de excelencia, tanto nacionales como extranjeras, además de fomentar la mejora y asegurar la calidad del posgrado nacional.
Sin embargo, esto también está por cambiar, según informó la directora del Conacyt en junio, pues la evaluación de posgrados estará en manos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pese a que el Conacyt es la instancia responsable de ello desde hace 30 años, mientras que el Conacyt otorgaría becas a todos los estudiantes aceptados en los posgrados “acreditados”.
Esto, por lo pronto, “genera incertidumbre”, advierte ProCienciaMx, una red de científicos, investigadores, médicos y académicos de todo el país que promueven una política científica enfocada en la solución de los grandes desafíos nacionales.
Hasta el momento, afirman, no se han realizado las evaluaciones de los programas que deben ser revisados este año, y tampoco hay claridad sobre “la universalidad en las becas, pues no queda claro si se asignará beca a todos los programas y a todos los estudiantes, y ¿qué sucede si asignan solamente un porcentaje, como ha dicho el Conacyt, y las instituciones no tienen recursos para asignar a los restantes?”.