Aunque, por lo general, el calor y el sol resultan más que agradables, en exceso resultan un fastidio para la mayoría de las personas por su afectación al organismo. Y la boca no se libra de ello, ya que las altas temperaturas tienen un efecto directo en esta parte de nuestro cuerpo.
La explicación es sencilla: en situaciones como la ola de calor extremo que se instaló hace días en la provincia de Ourense, perdemos más agua y la boca se seca y pierde saliva, lo que, a su vez, daña nuestros dientes y provoca un aumento de la halitosis. De hecho, las personas mayores padecen el riesgo de sufrir un peor aliento precisamente por esto: con los años, se reduce la producción natural de saliva por parte del organismo. Por cierto, también los fumadores producen menos saliva al haber alterado su cuerpo debido al consumo reiterado de cigarrillos.
Más allá de todo esto, además el verano es una época en la que se entiende a relajar los hábitos de higiene (lo cual, en mayor o menor medida, también puede estar asociado al cansancio derivado del calor).
Y, aunque parezca mentira, esto se puede paliar a base de frutas y verduras de temporada, así como de lácteos y pescados. Eso sí, mejor evitar el ajo o la cebolla. Además, puede ser una buena idea, aún más que durante el resto del año, compaginar el cepillado de dientes con más aliados, como la seda dental, los raspadores linguales y los colutorios, para complementar la limpieza de nuestra boca.
La halitosis, dolencia que padece a lo largo de su vida en torno a un tercio de la población, tiene importantes consecuencias para la salud física y mental y nuestras relaciones sociales, así que no es, en ningún caso, un aspecto que tomar a broma.
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