En septiembre de 2021, la NASA emitió un comunicado en el que aseguraba haber encontrado una solución para la soledad de los astronautas. De manera que pudieran tener una rutina que les diera una motivación diaria, la agencia espacial implementó un programa de jardinería extraterrestre.

La idea no sólo era garantizar que los astronautas pudieran cultivar su propia comida en el espacio, sino abrirles un espacio para cuidar su salud mental. Casi un año más tarde, China está yendo un poco más allá: en el desarrollo de agricultura espacial, el país está promoviendo el cultivo de hortalizas mutantes más allá de la estratosfera. Así funciona.

Luyuan 502: semillas más resistentes y rendidoras

A primera vista, las semillas que China está construyendo para la agricultura espacial no distan mucho de las que existen aquí, en la Tierra. Por el contrario, un ojo no especializado podría fácilmente confundirlas. Sin embargo, según documenta la BBC, los campos de cultivo que se extienden al “noreste de China no son plantas ordinarias, fueron creadas en el espacio exterior”.

Esta variedad se conoce como Luyuan 502, y fue desarrollada por el Instituto de Ciencias de Cultivos de CAAS y la Academia de Ciencias Agrícolas de Shandong. Los científicos involucrados en el estudio reprodujeron las semillas por medio de una técnica conocida como “mutación inducida por el espacio”, según explica el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés).

Además de rendir 11 % más que las semillas naturales, esta variedad es mucho más tolerante a la sequía y a las enfermedades principales a las que los cultivos se enfrentan. Hasta ahora, según informa el Director General Adjunto del Instituto, Luxiang Liu, se han plantado 3.6 millones de hectáreas. Este espacio es equiparable a la superficie de Suiza, y se ha convertido en el segundo tipo de trigo más cultivado en China.

A 340 kilómetros de la superficie terrestre

La agricultura espacial no es nueva para China. Por el contrario, según documenta la IAEA, el país “ha liberado más de 1000 variedades de cultivos mutantes en los últimos 60 años”. En contraste, representan el 25 % de las semillas incluidas actualmente en la base de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

Estas semillas forman parte del programa de agricultura espacial de China, y se desarrollaron a 340 kilómetros de la superficie terrestre. En un entorno de baja gravedad y sin la protección del campo magnético de la Tierra, tuvieron que sobrellevar severas inspecciones de seguridad para el consumo humano.

En un planeta cada vez menos apto para la vida

Las condiciones adversas en las que las semillas se produjeron generó un cambio genético. Fue así como se volvieron más tolerantes a la falta de agua, lo que les permite crecer más rápido y mejor en entornos hostiles. Al respecto, la periodista Tereza Pulgarada destaca la importancia de estas cualidades en tiempos de crisis climática:

“En un mundo que enfrenta una presión cada vez mayor sobre la agricultura debido al cambio climático y las cadenas de suministro vulnerables, que han subrayado la necesidad de que los cultivos se cultiven más cerca de donde se comen, […] la reproducción espacial, también conocida como mutagénesis espacial, puede ayudarlos a adaptar los cultivos a estos nuevos desafíos”.

Antes de 2050

En este contexto, China considera que la agricultura espacial es una necesidad contemporánea. Específicamente, en la diversificar y mejorar el acervo genético de sus cultivos agrícolas. Antes de 2050, asegura Liu, “el mundo tiene que aumentar su producción de cereales vitales en un 70 %”. Más aún si planeamos alimentar a los 2 mil millones de personas que habitarán la Tierra para ese entonces.

Según su equipo de trabajo, la región de Asia del Pacífico está en el mayor riesgo de sufrir precariedad alimentaria. Con esta presión, China ha presentado 800 nuevas variedades de cultivos mutantes, que mejoran “todas las características clave en comparación con los cultivos originales”, según el IAEA.

Con todo lo anterior, la agricultura espacial no sólo es una medida de contención para la salud mental de los astronautas. Por el contrario, es una manera de anticiparnos a un futuro que nos alcanza —y al que, posiblemente, no estemos preparados del todo.

ngenespanol.com

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