Antes de viajar a Estados Unidos, el presidente López Obrador giró instrucciones para que en el caso de Veracruz se proceda, (de inmediato y bajo sugerencia de César Yáñez), a evaluar el desempeño de las secretarías de educación, gobierno, salud y seguridad pública.
Y es que de acuerdo a los reportes de aliados disfrazados de “empleados”, (o incluso el de algunos directivos encomendados a evaluar el accionar “desde adentro”), las dependencias comandadas por Escobar, Cisneros, Díaz y Gutiérrez requieren un vistazo.
Por ello, a petición expresa de la subsecretaría de gobernación, algunos funcionarios de Cuitláhuac García necesitan ser revisados con lupa, (en cuanto a los resultados entregados), en el marco de la renovación gubernamental para el 2024.
En el caso particular de seguridad pública la revisión implica “mero protocolo”, pues tanto AMLO como el propio Adán López consideran que “el pariente” deberá quedarse sexenio completo, a menos que él deseara tomar otros horizontes.
Por su parte, los cercanos a AMLO optaron por olvidar, momentáneamente, el “terrible caso de Cuitláhuac García y sus tropezones constantes”, pues se trata de un tema que descansa en una decisión presidencial: conservarlo en Veracruz o alejarlo a través de un puesto en la CDMX, buscando (por supuesto), colocar un operador electoral que se equivoque menos.
Las evaluaciones de educación, gobierno, salud y seguridad pública estarán listas a finales de este mes, las cuales servirán de “palomeo” para quienes aspiran (o sueñan) con alguna diputación o senaduría.
Por cierto, en Palacio Nacional consideran un error que cualquier funcionario “cuitlahuista” se decante por Nahle o Gutiérrez Luna. “No son los tiempos, enturbian las cosas y lo tomamos como desacato”, me dicen.
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