A juicio de los propios morenistas, Morena como partido político no existe en Veracruz y en buena parte del país. Es si acaso, un movimiento desarticulado, hecho pedazos, que gira en torno del Presidente.

Por eso es que hay tanta división, por eso se les puede colar cualquier sátrapa prófugo de otro partido o ‘tomboleros’ que no terminaron ni la primaria. Por eso no tienen estructura política ni base territorial. Se mueven al canto del Presidente. Eso lo dicen ellos mismos, los que aún les queda un gramo de autocrítica.

Por eso, a falta de partido, el Gobernador tiene que salir los domingos a repartir panfletos, intentando hacer creer que Morena sí existe.

¿A poco creen que el gobernador se despertó ayer sin nada que hacer y lo primero que se le vino a la cabeza fue ir a repartir planfletos de Morena? Cuitláhuac, en efecto, no se va a meter en la elección de la dirigencia estatal de Morena. Ya está adentro, con todo y un cerro de billetes, desde hace un buen rato.

De hecho, desde palacio de gobierno empiezan a preparar lo que será la noche de los cuchillos largos el próximo 6 de agosto, cuando se supone que Morena tendrá un nuevo dirigente en Veracruz.

¿Qué es la noche de los cuchillos largos? Cuenta la historia que se trata de la Operación Colibrí, una purga política que tuvo lugar en Alemania entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1934, cuando el régimen nazi, dirigido por Adolf Hitler, llevó a cabo una serie de asesinatos políticos. Acá no llegarán a tanto, pero lo que pase esa noche marcará el rumbo de la 4T jarocha en el 2024.

¿Tanto así? Si Morena quiere mantener el gobierno en 2024 tendrá que, sobra decirlo, ganar la elección constitucional. Para ganar esa elección, primero deberá ganar la encuesta interna de Morena. Y sólo podrá participar en la encuesta, aquéllos que hayan sido aprobados por la dirigencia estatal y su secretaría de elecciones. La dirigencia estatal será elegida el próximo 6 de agosto con el voto de los delegados que deberán ser electos para el Congreso.

Quien no tenga delegados no tendrá al partido; quien no tenga el partido, difícilmente será candidato en el 2024, a menos que el mesías decida lo contrario.

La cosa está así: dentro de un mes se estará eligiendo a la dirigencia estatal de Morena en Veracruz y será esta la que decida quién tiene el derecho a participar en la encuesta que definirá al candidato a la Gubernatura en el 2024.

La dirigencia la pelean dos grupos totalmente disímbolos y confrontados entre sí. El del gobernador, en el que se aglutinan varias corrientes –Cisneros, Cazarín y el propio Zepeta-, y el del delegado federal Manuel Huerta, en torno al cual se suman los viejos y reales militantes de la izquierda, el movimiento popular y la estructura que logró articular cuando fue dirigente estatal de Morena.

Hasta ahora al diputado y Presidente de la Cámara de Diputados federal, Sergio Gutiérrez Luna, se le ve en los medios, en los espectaculares, pero no se le ve estructura ni simpatizantes reales. Aunque muy bonita, su caja de canicas está vacía.

Los cuitlahuistas van a pelear con todo: montañas de dinero, despensas, amenazas, persecución política, control de los presidentes municipales, acarreos y manejo de los medios de comunicación afines; los huertistas tendrán que echar mano de la estructura de los programas sociales y saliva, mucha saliva. Y claro, la cercanía con el Presidente.

Hasta ahora Morena en Veracruz no es más que morralla. Así se vio en el desangelado evento de celebración de los 4 años del triunfo de López Obrador el sábado pasado al que no asistió ningún notable del morenismo aldeano. Ramírez Zepeda se vio solo, en la orfandad de su pretensión de elegirse como dirigente y dejar de ser un esquirol.

El gobernador, tan sobrado de tiempo para hacer política, prefirió ir a repartir periódicos que acompañar a su ex colaborador; Sergio Gutiérrez Luna mejor se fue a dar un baño de pueblo a Veracruz y aprovechar la ausencia de Cuitláhuac para ganarle los reflectores.

De Rocío Nahle ni sus luces. Sólo aparece en las decenas de espectaculares pagados por el gobierno estatal y en las declaraciones de sus amanuenses. Pero será la candidata si así lo decide el gran elector.

Por lo pronto, los morenistas ya alistan sus cuchillos largos. Otra vez la elección de la dirigencia será impugnada y desconocida, tal vez anulada. Los demócratas intachables que hoy celebran “el triunfo del pueblo” no son capaces de elegir a su propia dirigencia. A Morena sólo lo podrá vencer Morena.

 LA RATONERA

¿Se imaginan a Javier Duarte, con su montaña de planfletos del PRI, visitando casa por casa y diciendo que Veracruz va para Adelante? No le cabrían las mordidas e insultos en redes sociales por andar de ‘matraquero’ de su partido con tantos problemas por resolver. Pero ahora que Cuitláhuac hace eso precisamente y sus miles de bots diciendo que hay que aplaudírselo. ¡Abrón!