“Yo no voté por los abrazos con los narcos” Germán Martínez Cázares

Si nos dejamos llevar por la lógica presidencial de que “para que no haya crímenes en un estado debe prevalecer en ese territorio el dominio de un solo cártel de la delincuencia organizada”, la pregunta obligada en este momento sería, ¿y qué cartel domina en Veracruz donde los índices de homicidios han resentido una baja, según informes oficiales?.

Y no es urgente ni necesario saber la respuesta sobre cuál, preguntamos porque AMLO nos dio la fórmula para que llegue la calma a una entidad: que no haya más de un cártel que le pelee la plaza a balazos, que es como se entienden entre ellos.

Lo raro es que en Veracruz, contra lo que se dice, los secuestros, los feminicidios y las extorsiones siguen arropados por una impunidad oficial que les permite agredir a la sociedad sin estar con el pendiente de que pueda llegar la policía y atraparlos en el momento mismo de cometer el delito, no, si eso pudiera pasar los señores oficiales de nuestras policías y fuerzas armadas a lo mejor hasta los ayudan a cargar las cosas robadas, los ensabanados o embolsados, a cobrar el producto de una extorsión y luego a ponerlos lejos del alcance de las víctimas que luego se ponen pesadas.

Pensamos que en este contexto debemos entender la maldecida política de “abrazos no balazos” que ha conseguido disparar los homicidios que se cometen a diario a lo largo y ancho del país, al triple de los que había en tiempos del presidente Felipe Calderón, ese panista que se atrevió a declarar la guerra a los narcotraficantes, conflicto que nos dejó como herencia y que es imposible quitar porque lo dice AMLO, el señor de las mentiras… ¿imposible de revertir?.

Los diabólicos crímenes que se cometieron en el alejado municipio de Urique, en el estado de Chihuahua, en contra de dos pares jesuitas octogenarios quienes entregaron su vida al trabajo al lado de los humildes indígenas de esa región Tarahumara, de no ser por las fuertes presiones que han venido ejerciendo organizaciones religiosas de todo el mundo y en voz del mismo Papa, no se hubieran aplicado a hacer declaraciones como las han hecho, incluso encontrando los cuerpos de los padres sacrificados.

Es más, el Ejército mexicano anunció que abrirá sus archivos y zonas militares para contribuir al esclarecimiento de su participación en crímenes del pasado; el gobierno federal y el de Chihuahua emitieron fichas de búsqueda de José Noriel Portillo Gil ‘El Chueco’, presunto responsable del asesinato de dos jesuitas y un guía de turistas en el municipio de Urique. En México se acabó la impunidad, afirma AMLO, el mitómano.

Comienza la ley mordaza

El periodista Angel Verdugo renunció a su trabajo en el periódico Excélsior y la cadena Imagen  radio y televisión después de 17 años de trabajo ininterrumpido. En una transmisión que realizó en sus redes sociales dijo que renunció porque personas del grupo de medios, le indicaron que no podría tocar 4 temas en sus comentarios: “Tren Maya, Refinería de Dos bocas, Aeropuerto de Santa Lucía y el no poder criticar al presidente López Obrador”. Verdugo dijo que le resulta “inaceptable” que  alguien le indique de qué hablar. “el intento de decirme de qué debo hablar me es inaceptable”.

Angel Verdugo señaló que en México comienza una censura por parte del Gobierno de López. “Huelo en el ambiente una situación de esa naturaleza” anunció el 28 de febrero del 2021, y decidió hacer audios que a diario desde temprana hora sube a las redes para consumo de sus lectores.

Y vean lo que nos ofrece el periodista de 76 años, catedrático de la UNAM, entre otras cosas.

Hace años –nos cuenta- en la época del dorado autoritarismo, era común que desde la Secretaría de Gobernación se dictaran “las 8 columnas” a los medios impresos y por supuesto, qué temas y cómo tratarlos en los más influyentes noticiarios de radio y televisión. En esencia, el periodismo de opinión —con las honrosísimas excepciones, por supuesto—, era la opinión presidencial o la de Gobernación, como solía decirse por aquellos años.

Con la llegada de Julio Scherer a la dirección de Excélsior de entonces y con él, un grupo de opinantes de valor y prestigio, ese medio se convirtió en una especie de “territorio libre” el cual, bien lo recuerdo, apoyó al Movimiento Estudiantil de 1968; asimismo, ¿cómo olvidar a los Reyes Estrada? También, algunos reporteros de El Día arriesgaban cotidianamente su trabajo; el nombre de alguno de ellos lo recuerdo por su actitud para con los estudiantes (Rodolfo Rojas Zea).

También, entre las otras excepciones a la línea que se dictaba desde Gobernación, estuvo Sucesos con Mario Menéndez al frente. Ofrezco una disculpa por no mencionar más nombres de quienes a costa de su estabilidad económica y seguridad personal, rechazaban lo que para casi todo el mundo era obligado obedecer. A estas alturas, ya la memoria me falla.

El periodismo de opinión ha sufrido en México, desde siempre, el rechazo y la condena del gobernante en turno —salvo, otra vez, las honrosas excepciones—; a pesar y por encima del disgusto de aquél, el periodismo de opinión ha salido adelante y si bien el precio a pagar por muchos ha sido elevado, el periodismo de opinión ha permanecido como el pilar por excelencia del periodismo en países donde la democracia ha sido mercancía escasa y las prácticas autoritarias, abundante.

En los tiempos actuales, no son pocos los países donde el periodismo de opinión sufre los embates del poder o, simplemente, ha logrado ser acallado temporalmente; los casos de Corea del Norte y la República Popular China junto con Hungría, Polonia y Turquía, y Cuba, Venezuela y Nicaragua, son ejemplos claros de lo que señalo.

La fobia contra el periodismo de opinión es tal, que en los años de Donald Trump, su país parecía estar más cerca de los que en los años sesenta identificábamos como Tercer Mundo, pero lejos de la gran democracia que ha sido y que hoy, vuelve a serlo, al llegar a la presidencia de ese país la sensatez y el respeto al que disiente y opina en libertad.

Las luchas que en México se han dado en favor del periodismo de opinión, son dignas de estar incluidas en el recuento de la lucha contra la tiranía. ¿Quién en su sano juicio negaría el papel jugado por Zarco, Posada y los hermanos Flores Magón entre muchos otros? ¿Quién intentaría borrar lo que decenas o cientos de periodistas hicieron durante el alemanismo y los gobiernos de Díaz Ordaz y Echeverría?

Por encima de esos ejemplos que nadie puede intentar siquiera reducirlos a la nada, ¿qué vemos hoy aquí? Es más, ¿es viable siquiera pensar en repetir aquellas experiencias de decirle a éste o aquél, de qué opinar y de qué no hacerlo? Si bien podrían estarse dando esos intentos, ¿tendrían éxito? Pienso que no, lo cual es evidente y la historia así lo demuestra. Olvidan lo obvio: Siempre hay alguien dispuesto a decir las cosas, y un medio a publicarlo.

Reflexión

La flor más bella del ejido de Coatepec y supuestamente presidente municipal,  Raymundo Andrade Rivera, gusta alardear de que no le da ni un quinto a la prensa ya que no tiene nada que promover, por supuesto nada ha hecho. Así tiene a los medios locales en la inanición,  todos están conscientes de que no les dará ni maíz podrido ni frijol con gorgojo y cada vez que recibe a un compañero de los medios, saca sus pinzas para recortar el bello de sus orejas, una manera de decirles que no los escucha.

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