A Juan Manuel del Río no lo sacaron del bote sus padrinos políticos. Está libre por la incompetencia de la Fiscalía del Estado.

Si el funcionario del Senado salió del tambo después de casi seis meses guardado, no fue por ser un angelito, tampoco por las visitas que le hizo Ricardo Monreal ni por los llantos de llorona de Dante Delgado. Está en la calle, feliz y relinchando, gracias a que la Giadáns y el ejército de inútiles que tiene a su servicio no pudieron conseguir una sola prueba en su contra.

No lo soltaron porque hayan derogado el delito de ultrajes a la autoridad, que es por el que lo entambaron. Lo soltaron porque del homicidio no tienen nada después de más de un año. Como ha pasado otras veces, lo pudieron haber apañado en cuanto pusiera un pie fuera de Pacho, pero no les quedó más que ladrar para ocultar su ineptitud.

Y en ese jale se llevaron al gobernador, aprovechando que las decisiones le pasan por las tripas y no por la cabeza. Alguien tuvo la grandiosa idea de exhibirlo, publicando una serie de tuits que ni siquiera leyó, y si lo hizo, no los entendió porque no hubiera dado permiso de aparecer como un ignorante y cínico.

No se trata de una liberación torciendo la ley por un “amigo pudiente”; si a esas vamos, el morenismo aldeano utilizó todas las instituciones de procuración e impartición de justicia para consumar la venganza personal. Y ni así. Fue el poder judicial federal quien los exhibió. El juez no dijo que Del Río fuera inocente, sino que no hay pruebas para tenerlo preso.

El ignaro gobernante eructó en redes sociales lo que la Fiscalía ya se había tragado:

  1. “José Manuel “N” salió por amparo con voto en contra de un magistrado del Tribunal. NO FUE UNÁNIME”. Que alguien les explique que así funcionan los órganos deliberativos: La Suprema Corte de Justicia, el Congreso, el INE y mil etcéteras.
  2. “El magistrado argumentó que NO SE EXAMINÓ CORRECTAMENTE la decisión de amparar al presunto culpable”. Ajá, pero el magistrado que presentó el proyecto demostró que “no existe un solo dato de prueba que acredite que haya participado, como autor intelectual. El juez Cuéllar Díaz dijo que la investigación de la Fiscalía Estatal de Veracruz se basó en suposiciones que no lograron demostrar la acusación. ¡Pa’ vergüenzas!
  3. “Las víctimas fueron ignoradas en la decisión de proteger al presunto homicida”. En eso tiene razón el Gobernador. Las víctimas han sido ignoradas, pero no por proteger al presunto homicida sino porque no han podido aclarar el caso. Sin prueba alguna, en cualquier caso, el asesino sigue libre. A las víctimas las ignoró la Fiscalía, no Del Río y los jueces que lo liberaron.
  4. “La decisión de liberarlo NO LO EXONERA de su presunta participación en el homicidio de René Tovar”. También tienen razón en eso. Pero después de más de un año del homicidio en el que la Fiscalía no logró conseguir una sola prueba, ¿qué garantiza que lo hará después? Con una sola prueba contundente, ni el Creador lo hubiera sacado del bote, menos Monreal y Dante.

Si Juan Manuel del Río es un pillo de siete suelas, no lo sabemos. Hasta ahora no se lo han podido probar. Por tanto, la responsabilidad de que esté libre es exclusivamente de la FGE, no de sus padrinos. Con pruebas no harían el ridículo.

Y si Del Río ya está en la calle, es posible que el siguiente en salir del tambo sea el mismísimo Rogelio Franco. Resulta que un juez invalidó la orden de aprehensión en su contra por el delito de violencia familiar. La orden para el juez de control fue analizar la necesidad de cautela, es decir, no lo declara inocente, sino que pueda llevar el juicio en libertad.

El resolutivo legal indica que de no ser necesaria la medida cautelar, ya no se deberá conceder una nueva orden de aprehensión y, por tanto, el muchachito también va pa’ fuera.

Parece que la Fiscalía no podrá mantener en el bote ni a los delincuentes ni a los presos políticos. El sentido común le ordenaría al Gobernador que la Fiscala debe irse ya.

LA RATONERA

Días antes, desde palacio de gobierno trataron de ‘reventar’ el festival que organizó el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna en la colonia Rafael Lucio para celebrar a los papás. El vato se les indigesta y ya no saben cómo bajarlo.

Y en esas estaban, cuando Diosito se acordó del diluvio universal y decidió hacer una remembranza en Xalapa. El sábado llovió como si fuera la última vez. Los morenistas aldeanos estaban felices de que la fiesta literalmente hizo agua. Pero resulta que el vato no se rajó y se puso a ayudar a la gente a salir de sus casas.

Conclusión: en medio del desmadre que provocó la tormenta, no hay una sola foto de funcionarios estatales auxiliando a la gente afectada, sólo las del diputado federal con el agua a las rodillas. ¡Se los volvió a trabar!