La policía de Bataysk, en la región de Rostov, en Rusia, descubrió el cuerpo en descomposición de una mujer que había fallecido unas dos semanas atrás, sin embargo, los agentes quedaron horrorizados por la forma en que hallaron el cadáver.

La mujer se dedicaba a criar gatos pero desde hacía unos días no se reportaba con sus trabajadores, por lo que uno de ellos alertó a la policía sobre su ausencia, y fueron a buscarla a su casa.

Entonces, cuando irrumpieron la encontraron muerta, y alrededor de ella, unos 20 gatos hambrientos que degustaban el cadáver de la mujer que los criaba, alimentaba y procurara. A decir de The Sun, los uniformados la escena hallada en el lugar simplemente era aterradora.

A ciencia cierta no se sabe cuándo falleció, pero todo parece indicar que tenía al menos medio mes debido al nivel de descomposición que presentaba el cuerpo. En tanto, las autoridades informaron que la veintena de felinos eran de pedigrí, de una raza norteamericana llamada Maine Coon.

«Los gatos se quedaron solos durante dos semanas, no había comida, entonces ¿qué más iban a comer? Es comprensible, ¿Verdad? Se comieron lo que había», explicó al medio británico un rescatista que adoptó a algunos de los ejemplares.

Esta raza de gatos suele crecer bastante y pueden llegar pesar hasta cinco kilos, sin embargo se tiene documentado que hay algunos que llegan a pesar el doble del promedio. Son conocidos en todo el mundo como «el gigante gentil», ya que su temperamento suele ser dulce y se adapta fácilmente a cualquier entorno doméstico, de acuerdo con el portal especializado en mascotas Hills Pet.

¿Es verdad que los gatos comen humanos?

The Sun informó también que cierto número de ejemplares de gatos fueron reubicados en distintos hogares, «no se sabe si sus nuevos dueños fuero informados de su gusto por la carne humana», señaló el medio británico.

Aunque suene a broma o a un caso aislado, los científicos sí han estado dando seguimiento a casos de gatos que se han comido a humanos muertos. Por ello, en 2020 expertos de la Estación de Investigación Forense de la Universidad de Colorado Mesa, en Estados Unidos, montaron una «granja de cadáveres» con cámaras dirigida para felinos salvajes.

Los especialistas descubrieron que un par de gatos entraron a buscar cadáveres en descomposición. Tras una inspección de los cuerpos, cada minino eligió uno y empezó a comer; así fueron y vinieron varias veces.

Al final, los forenses encontraron que los cuerpos seleccionados tenían dos semanas de fallecidos, y que conforme avanzó el estado de putrefacción, los gatos dejaron de ir a cenar y plasmaron estos hallazgos en un estudio publicado ese año en el Journal of Forensic Sciences.

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