Si bien uno de los objetivos principales del programa Artemis es enviar astronautas para establecer la primera presencia a largo plazo en la Luna y aprender todo lo necesario para enviar los primeros astronautas a Marte, también hay muchas investigaciones científicas en la agenda. De hecho, esa lista no para de crecer, ya que la NASA acaba de seleccionar dos nuevos instrumentos para la investigación científica de Artemis en la Luna.

Uno se llama Lunar Vulkan Imaging and Spectroscopy Explorer (Lunar-VISE) y su objetivo es explorar las misteriosas cúpulas o montículos de Gruithuisen. Lo que hace que estas características geológicas sean tan desconcertantes para los científicos, es que parecen haber sido formadas por un magma rico en sílice, similar en composición al granito.

Varias investigaciones en marcha

Así, la agencia espacial estadounidense ha planeado que un rover visite las cúpulas de Gruithuisen que, en la Tierra, formaciones como estas necesitan océanos de agua líquida y placas tectónicas para formarse; pero sin tales ingredientes en la Luna, los expertos no están seguros de cómo se formaron y evolucionaron con el tiempo. Por ello, el proyecto (Lunar-VISE), programado para 2025, consistirá en un conjunto de cinco instrumentos: dos de ellos se montarán en un módulo de aterrizaje estacionario y tres se montarán en un vehículo móvil que se proporcionará como un servicio por parte de un proveedor de la iniciativa Commercial Lunar Payload Services (CLPS). Por otro lado, con Lunar Explorer Instrument for space biology Applications (LEIA), los investigadores esperan llevar la levadura Saccharomyces cerevisiae a la superficie lunar y estudiar su respuesta a la radiación y la gravedad lunar.

S. cerevisiae es un organismo modelo importante, que se utiliza para comprender la biología humana en las áreas de genética, procesos de división celular y respuesta al daño del ADN a factores ambientales como la radiación. Los investigadores creen que los datos de LEIA podrían desentrañar preguntas de hace décadas sobre cómo la gravedad parcial y la radiación del espacio profundo en combinación, influyen en los procesos biológicos.

LEIA proporcionará investigación biológica en la luna, que no se puede simular ni replicar con alta fidelidad en la Tierra o la Estación Espacial Internacional, mediante la entrega de la levadura Saccharomyces cerevisiae a la superficie lunar y el estudio de su respuesta a la radiación y la gravedad lunar. «Los dos estudios seleccionados abordarán cuestiones científicas importantes relacionadas con la luna», dijo Joel Kearns, administrador asociado adjunto para exploración en la Dirección de Misiones Científicas de la NASA.

“El primero estudiará los procesos geológicos de los primeros cuerpos planetarios que se conservan en la luna, investigando una forma rara de vulcanismo lunar. El segundo estudiará los efectos del entorno de baja gravedad y radiación de la luna en la levadura, un organismo modelo que se utiliza para comprender la respuesta y la reparación del daño del ADN”, dicen los responsables de la NASA.

Los datos también ayudarán a obtener datos para futuras misiones robóticas y humanas a la luna como parte del programa Artemis, que tiene como objetivo llevar a la primera mujer y al próximo hombre a la luna a finales de esta década.

Próximas misiones

La NASA espera lanzar estas dos cargas útiles a la Luna para el año 2026, si es que todo sale según lo planeado.

Artemis I allanará el camino para los vuelos tripulados: Artemis II, que se lanzará en mayo de 2024 y volará cerca de la luna sin aterrizar en ella, y Artemis III, que aterrizará en la superficie lunar. Artemis III, que se lanzará ‘no antes de 2025’, será el primero en llevar humanos a la luna en más de 50 años, desde el Apolo 17 en diciembre de 1972.

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