Un equipo de geólogos está estudiando un trozo de cristal de 830 millones años de antigüedad hallado en Australia que podría contener microorganismos vivos, y planean abrirlo.

El descubrimiento de microbios atrapados en cristales de halita (que es la forma natural del cloruro de sodio, sal de roca común), bautizados ‘formación Browne’, fue anunciado este mes en un estudio publicado en la revista Geology.

Los investigadores sostienen que los organismos unicelulares contenidos en pequeños cubos de líquido dentro del núcleo de la formación aún podrían estar vivos, por lo que quieren abrir la estructura y comprobarlo.

Descubrieron esas antiquísimas formas de vida al observar los cristales de sal al microscopio. Durante su trabajo, tuvieron el máximo cuidado para no alterar las diminutas bolsas de líquido que las contienen, aunque por ahora desconocen si alguna de esas criaturas sigue viva. Sin embargo, en investigaciones anteriores sí que fue posible resucitar microorganismos primitivos que estaban dentro de cristales de sal, aunque nunca tan antiguos como estos.

Según explica Schreder-Gomes, principal investigadora del trabajo, un buen ejemplo son los organismos hallados en cristales de sal del período Pérmico, hace unos 250 millones de años y los más antiguos hasta ahora. Pero la mayoría de las técnicas para estudiar estos cristales implican su destrucción, y se basan en extraer los fluidos con una jeringa o, directamente, triturándolos o disolviéndolos para acceder a su interior, de modo que resulta difícil establecer la edad de los microorganismos dentro del líquido.

Las bolsas de líquido se forman al mismo tiempo que el propio cristal, lo que significa que cualquier cosa que esté atrapada en su interior tendrá su misma edad. Sin embargo, más tarde se forman nuevas bolsas, que van rellenando las fracturas del cristal. Por lo tanto, al triturar la muestra resulta muy difícil evitar que las bolsas de líquido primarias no se mezclen con las secundarias.

Búsqueda de vida extraterrestre

Anteriormente, se encontraron microfósiles antiguos incrustados en rocas, como esquistos, que tienen miles de millones de años. La sal no es capaz de almacenar materia orgánica de la misma manera. En cambio, cuando se forman cristales en el ambiente marino, algo de líquido puede permanecer en el interior. Este fenómeno se llama «inclusiones fluidas».

Son valiosos desde un punto de vista científico, ya que pueden contener información sobre la temperatura del agua, su composición química, e incluso la temperatura de la atmósfera en el momento en que se formó el mineral.

El descubrimiento tiene implicaciones para la búsqueda de vida en rocas sedimentarias tanto terrestres como extraterrestres, por ejemplo en Marte, donde han encontrado grandes depósitos de sal.

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