En México, 70 por ciento de la población consume alcohol, y cerca de 27 millones de personas tienen un uso problemático de la bebida, por lo que “casi en cada familia hay alguien con consumo nocivo o seguro se conoce a un amigo o a alguien cercano o del trabajo”, planteó Carmen Fernández Cáceres, directora general de los Centros de Integración Juvenil. En el conversatorio Estrategias de prevención para reducir el uso nocivo de alcohol, organizado por la Fundación de Investigaciones Sociales en el contexto de su 40 aniversario, dijo que incluso en primaria, 16 por ciento de los niños ha probado el alcohol (de quinto y sexto); en secundaria, 40 por ciento, y en la preparatoria, 70 por ciento.
El cuerpo humano sólo “metaboliza una copa de alcohol por hora”, pero en los “concursos de shots” que hacen los jóvenes “para ver quién aguanta más”, que filman y “suben a redes sociales toman cuatro o cinco por hora y llegan a la embriaguez rápido. Esta es una moda que atenta contra una forma responsable de beber. En las mismas redes sociales inducen al consumo, porque se trata de dar likes”.
Según la Organización Mundial de la Salud, “2 mil 300 millones de personas beben alcohol en el mundo, de ellas 286 millones tienen un uso nocivo del producto, y 5.1 por ciento muere” por problemas relacionados con el exceso en su consumo. Además “hay 200 enfermedades relacionadas” con ello.
“En México se consume muchísimo alcohol como en toda América y en Europa” y añadió que la estrategia mundial para reducirlo se centra en la “prevención, en asegurarse que no se empiece a consumir tempranamente”, sobre todo entre niños y jóvenes, “porque están en crecimiento, y esta bebida lastima severamente su desarrollo”.
Peligroso tomar en exceso antes de los 25 años: OMS
Remarcó que “hasta los 24 y 25 años de edad no termina de desarrollarse bien el Sistema Nervioso Central, y el alcohol ataca muchas partes del cerebro, principalmente la corteza prefrontal. El cerebro crece de atrás para adelante, y entonces la parte frontal es lo último que se desarrolla, y va inhibiendo estos centros donde está el juicio y el control de emociones e incluso algunos centros de memoria.
“Las consecuencias de un consumo muy largo lleva a tener enfermedades mentales importantes, la abstinencia también, y los jóvenes son muy susceptibles de desarrollar dependencia, más las mujeres, y hoy en día hombres y mujeres consumen por igual”.
La Jornada
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