No tenemos duda de que el gobernador de Veracruz es un tipo valiente, Cuitláhuac García ha señalado, de boca propia, problemáticas con nombre y apellido desde que comenzó su administración, aunque más allá de eso esté la incógnita de que sus dichos tengan sustento, al menos jurídico, en cuanto a las funciones a las que debe ceñirse el titular del Poder Ejecutivo. Valor no le ha faltado hasta para dedicarle minutos a políticos del tamaño de Miguel Ángel Yunes Linares, a lo que parte de su gabinete, sobre todo de la Secretaría de Gobierno, se ha sumado con el mismo ímpetu.
Valor se necesita también, y mucho, para gobernar un estado tan diverso; aunque en su mayoría, según cifras de votación, con una preferencia política por el partido Morena; pero con una sociedad cambiante, inteligente y con mucho interés en la política. Gobernar Veracruz es estar abierto a toda crítica, desde cualquier tribuna, y ejercer acciones para el bien común, sin preferencias por quienes son parte de un movimiento político particular.
Pero la valentía no es suficiente si se carece de sensibilidad, de “don de gentes” como dicen los viejos; porque entonces esa valentía se puede convertir en imprudentes e impulsivos arranques que opacan cualquier buena intención de parte de un político.
El primer sexenio morenista en el gobierno del estado de Veracruz ha carecido de funcionarios con esa sensibilidad y educación que traspasaban cualquier diferencia entre sus pares de otros partidos; a comienzo todo fue señalar al pasado, duartismo, yunismo, todos por igual, como culpables de la negativa situación que “vivía” Veracruz; y el discurso se ha ido en ello hasta hace poco.
En este espacio hemos comentado algunas veces que Cuitláhuac García, como ciudadano, es una buena persona, que esa afirmación está basada en el concepto que tiene la sociedad xalapeña de él y su familia, en la buena imagen que exalumnas y exalumnos de su padre y el mismo Cuitláhuac tienen de ellos y sus hermanos. Una familia como cualquiera, con valores. El asunto se empezó a complicar porque lo asesoran mal, así me lo comentó una funcionaria que es cercana al gobernador.
Todo ese contexto viene porque parece que cambió de asesores, o ya no les hizo caso; pues el pasado 19 de abril, en una gira por los municipios de Veracruz y Boca del Río, el gobernador mostró gestos y modos de político de altura. Primero en un acto de entrega de apoyos del DIF estatal a ciudadanas y ciudadanos de la comunidad de Vargas, perteneciente al puerto de Veracruz; ahí estuvo sentado a la derecha de Patricia Lobeira, Presidenta Municipal del puerto, quien es un importante activo del panismo yunista. De principio a fin del evento el intercambio de sonrisas y gestos cordiales fue continuo entre ambos, y en el discurso de García Jiménez escuchamos frases que valen la pena retomar.
“Tal como lo expresó la presidenta municipal de Veracruz, buscamos coincidir con los esfuerzos que hacen desde los municipios los alcaldes y las presidentas municipales”, así abrió su intervención; “hoy tenemos que coordinarnos por ustedes, por la gente… me da gusto que hayamos coincidido aquí con la licenciada Patricia Lobeira porque tenía rato que no coincidíamos aquí en el puerto de Veracruz con las autoridades municipales, le agradezco la bienvenida, la cordialidad y la disposición porque vamos a seguir trabajando juntos en beneficio del puerto de Veracruz”.
A más de uno sorprendió positivamente la actitud cortés de Cuitláhuac García, quien continuó su gira en el municipio conurbado que también es gobernado por un panista, del mismo grupo relacionado al yunismo, Juan Manuel de Unánue; con quien supervisó obra. Circularon las fotos, los videos y sobre todo los buenos comentarios. Se les notó, a todas las partes, satisfechos, en buen ánimo.
No sabemos cómo cerrará su gobierno el ingeniero Cuitláhuac, por el bien del estado esperamos que le alcance el tiempo para seguir tendiendo puentes, dar muestras de política y gobierno para todas y todos, como él mismo dijo, atrás quedaron las campañas, y hay que ponerse a trabajar hasta el último día de su gobierno. Como en muchos casos estos asuntos únicamente necesitan de voluntad, sin prejuicios, sin recuentos estériles del pasado y, como lo hizo el gobernador, marcando línea; ojalá las y los neófitos de la política que están en su equipo tomen ejemplo.
En política hay que preparase mucho para ser, pero más hay que prepararse para dejar de ser; palomita para el gober por lo antes narrado.