Netflix está en apuros: perdió 200,000 suscriptores y el valor de sus acciones cayó 27%. Han sonado las alarmas al interior de la empresa y sus ejecutivos ya han propuesto acciones concretas e inmediatas para responder ante esta estrepitosa caída. Cuando caen las ventas (o en este caso, las suscripciones), es normal que los directivos reaccionen de forma impulsiva y propongan medidas correctivas y urgentes. El problema es que incluso para los estrategas más experimentados siempre es complicado comprender exactamente por qué cayó el número de clientes/suscriptores/ventas. Con todo y su experiencia, no es un ejercicio sencillo establecer las relaciones de causa y efecto dentro del vasto ecosistema de los negocios.
¿Por qué, después de años de crecimiento sostenido, Netflix está ahora en una posición precaria? No creo que exista una única respuesta. Los fenómenos dentro de los negocios tienden a ser multifactoriales, por lo que es conveniente, en este caso, hacer un análisis exhaustivo del entorno, la competencia y los consumidores. ¿Qué cambios en los aspectos políticos, económicos, sociales, tecnológicos, legales y culturales están influyendo en la conducta de los consumidores y cómo ha respondido la competencia ante ellos? ¿Cómo están creando valor y qué estrategias y modelos de negocio han desarrollado otras plataformas de ‘streaming’? Los gustos, las preferencias, los deseos y las necesidades de los consumidores evolucionan continuamente. ¿Está Netflix al tanto de todo eso? Después de analizar estas tres esferas, se puede dar paso a plantear algunas hipótesis.
Es probable que la situación económica haya contribuido a que muchas personas no puedan seguir pagando su suscripción. La inclusión “forzada” de temáticas sociales en muchos de sus contenidos parece que no le ha gustado a un sector de los suscriptores. Hay más plataformas de ‘streaming’, con más variedad de contenidos y exclusividad, por lo que la competencia se ha intensificado. Los jóvenes, después del aislamiento por la pandemia, se han interesado e involucrado más en actividades sociales, culturales y deportivas. Por último, pero no por eso menos relevante, Netflix ha quitado de su catálogo muchas películas que eran populares y de interés general.
No hay salida fácil para Netflix. Después de liderar su mercado cómodamente durante años, comienza a enfrentar una férrea competencia. Tendrá que encontrar la manera de darle más valor a sus suscriptores actuales, así como de crear más valor para atraer a nuevos suscriptores. Es posible que lo que alguna vez fue una ventaja competitiva para Netflix, ya no lo sea. Por ejemplo, Disney+ ha sacado provecho de que las películas de superhéroes han sido las más redituables en los últimos años. HBO Max adquirió los derechos para transmitir los partidos de la UEFA Champions League. Amazon Prime da cobertura a los partidos de la NFL que se llevan a cabo los jueves por la noche. Star+ (que se ofrece en combo con Disney+) transmite deportes en vivo; tiene exclusividad en cuanto a los partidos de tenis. Parece que cada plataforma ha encontrado la manera de concentrar sus recursos eficientemente en un nicho de mercado. Habrá que ver cómo responde Netflix. Las estrategias de negocio que formule la compañía serán eficientes en la medida que partan de las hipótesis, interpretaciones y análisis correctos.
La esencia de la estrategia de negocios no es seguir una serie de pasos predeterminados de forma rígida; es la flexibilidad, la adaptabilidad y la visión. Los mejores estrategas le dan la bienvenida al caos, saben actualizar sus creencias, añaden constantemente información a su repertorio, cambian de postura, saben que la experimentación es clave para aprender e innovar y, por último, saben tomar decisiones aún en escenarios donde abunda la incertidumbre. Con la mentalidad adecuada, uno es capaz de beneficiarse del caos y desorden que existen en el mundo actual de los negocios.