“Desde hace años la gente come pescado en Semana Santa, siempre ha sido una buena temporada para nosotros porque muchas familias acostumbran reunirse en estos días. Pero con estos precios, a ver cómo nos va este año”, cuenta Magdalena López, quien tiene un puesto de mariscos en un mercado en el centro de la Ciudad de México.
El gran desafío que enfrentan tanto los comercios como los consumidores en esta temporada es la inflación, que provocó un aumento de 13.5% en el precio del pescado durante marzo; mientras que el camarón subió 13.4%. Estos incrementos quedan por arriba de la inflación general, que en mes se ubicó en 7.45%, de acuerdo con datos del Inegi.
La comerciante relata que ha buscado entre sus proveedores quien le ofrezca los mejores precios, por lo menos de los alimentos que más se venden durante esta temporada, como los camarones o el filete de pescado, para mitigar un poco el impacto en el alza de precios. Pero el fenómeno inflacionario inevitablemente resentirá el bolsillo de quienes ya tienen como tradición comer alimentos del mar durante la Cuaresma.
La familia Romero es una ferviente seguidora de la tradición. Para esta temporada de cuaresma planea comer aguachile, pozole de camarón y pescaditos fritos. Su presupuesto, para diez personas, es de 3,000 pesos. “Todos cooperamos para que se sienta menos el gasto, y nos vamos tempranito a La Viga (un mercado de mariscos en la Ciudad de México) para que sea todo fresco y así nos ahorramos un dinero”, dice Jorge, quien es el miembro de la familia que se encarga de cocinar.
Pero hay quienes harán algunos ajustes al menú. Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), declara que las proteínas del mar son «el eje de la alimentación» de los mexicanos durante la cuaresma, pero el alza de los precios ha golpeado la compra de estos alimentos desde el inicio de la cuaresma, cuatro semanas antes de la llamada Semana Santa.
“Esta inflación genera una prohibición alimenticia y la gente hace simulaciones en el tema de la proteína. Por ejemplo, comen tortitas de atún, con más papa que atún; nuggets de pescado, con más harina de pescado, el ceviche de surimi y las sardinas a la mexicana. Esto nos dice que la ingesta de los mexicanos se ha abaratado de una manera impresionante producto a la inflación”, señala Rivera.
El representante de los pequeños comercios del país añade que la inflación también ha disminuido el ticket de compra, lo que reduce las ganancias de los comerciantes mexicanos.
Magdalena López cuenta que, si bien los compradores intentan mantenerse files a la tradición de comer productos de mar, si los precios superan el presupuesto establecido suelen cambiar los productos estrella de la temporada, por otros de menor precio, como el calamar. «La gente hace platillos que rindan más, como el caldo, que le puedes poner verduras y resulta más barato. Aquí hasta nos preguntan las recetas y nosotros les decimos cómo cocinar para que se animen a comprar”, añade.
En un comparativo de precios de productos que se consumen por cuaresma, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes detectó que el kilogramo de camarón pacotilla, que el año pasado tenía un precio de 260 pesos, aumentó a 360 pesos, el kilo de pulpo pasó de 280 a 295 pesos, el de huachinango de 415 a 565 pesos y el medallón de atún de 265 a 320 pesos.
Aunque también hay bajas de precio. El kilo de calamar pasó de 190 a 125 pesos, el de mojarra de 105 a 95 pesos el kilo, y el de pescado blanco de 125 a 90 pesos por kilo.
La inflación también ha disminuido el ticket de compra, lo que reduce las ganancias de los comerciantes mexicanos.
Las proteínas blancas
Aunque el mandato religioso impide ingerir carne roja previo a la Semana Santa, lo que da impulso a la compra de otras proteínas, como el pollo o el huevo, estos productos también han sufrido el impacto del alza de precios que en el país se vive desde el año pasado.
En el análisis Usage Food Panel, Kantar México comparte que el huevo es la proteína con mayor peso en el grupo de proteínas blancas, y registró un incremento de 10.2% en su consumo durante el primer trimestre del 2021, el último dato disponible. En contraste, el consumo de pollo, la segunda proteína con mayor peso en este canasto, se contrajo -8.1%.
La ingesta de atún envasado, así como la de pescados y mariscos frescos, creció 14.8% y 16% en el mismo periodo, aunque su participación en este canasto es pequeña, pues representa el 6% del consumo de todas las proteínas comentadas, de acuerdo con el análisis de Kantar.
“Aunque se esperaría que en esta época aumentara la ingesta de pescados y mariscos, este efecto solo se vio en los niveles socioeconómicos altos, mientras que el pollo y atún envasado resaltó en los niveles medios, y en cuanto a los estratos sociales bajos, destacó el huevo”, dijo Adrián Ávalos, Out Of Home & Usage Food Manager de la división Worldpanel de Kantar México.
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