Y al primero que me diga pelón, le digo al Will Smith…
—Chopenjawer
Al «conta» lo conocí por casualidad durante la campaña de Javier Duarte a la gubernatura. En Nopaltepec, en un evento significativo por ser tierra del entonces gobernador Fidel Herrera, Víctor Manuel Lezama Ordoñez era uno de los encargados de la logística por parte del PRI, por su prodigiosa memoria.
Y es que muchos ni siquiera conocían a los asistentes que debían subir al pódium, pero Lezama conocía a todos, como así conocía el estado.
Tiempos después sabría que era uno de los amigos más cercanos de mi patrón César Vázquez Chagoya, con quien se reunía periódicamente para hacer análisis de la situación política de cada municipio: los actores relevantes, los problemas latentes, los grupos de poder… Eran charlas de horas donde uno nomás escuchaba, aprendía, y se terminaba a veces con un incuestionable «¿No se te antojan unas cervecitas?” del analista minatitleco.
Lezama gozaba de tal memoria, que cuando contaba una historia la llenaba de muchos detalles. Así las pláticas eran largas y entretenidas, porque además las narraba con un gran sentido del humor.
Una historia que me dio mucha risa –por la forma tan divertida en que lo contaba– es cuando hizo sus pininos en el PRI; contaba que en ese entonces había un evento donde convocaron a toda la gente en su natal Poza Rica porque iba a llegar el presidente estatal (si no mal recuerdo, era el «profe» Guillermo Zúñiga Martínez) y ahí fue de chismoso a participar. Hábil, con mucho colmillo, Lezama vio que todos los que acompañaban al dirigente partidista andaban lentos y la logística muy confundida. Fue él quien metió orden como parte de una avanzada improvisada que logró hacer llegar a los VIP al escenario sin problemas; todavía se quedó atrás del escenario para ver el evento, pero el presidente del PRI lo llamaba –sin conocerlo– para pedirle que lo apoyara para pasar mensajes, tomar agua, etc.
Como vio que el muchacho era movido, hasta se lo trajeron ese mismo día a Xalapa y Lezama cuenta que le tocó saludar a sus cuates cuando vieron que partió en la caravana rumbo a la capital del estado y comer en la misma mesa de los políticos pesados del tricolor en ese entonces.
En su juventud, con Don César hizo equipo porque andaban para todos lados pintando bardas, poniendo pendones, etc., para la publicidad de los candidatos del PRI. Aventuras donde viajaban hasta la batea de una camioneta, a la intemperie, como buenos chamacos temerarios.
Lezama era un personaje con mucha información y anécdotas. Conocía los rincones del estado y sabía leer las circunstancias políticas. Era un hombre informado, pero además observador, forjado en la vieja escuela de la política, institucional, pero llevadero con medio mundo y por lo mismo tenía muchos amigos.
Fue de los pocos y verdaderos amigos que estuvo presente en el funeral del patrón César. Es curioso (también chistoso, si me permiten la gracia mórbida) pero Vázquez Chagoya decía que Lezama era el que estaba en todos los velorios y por eso se sabía todos los chismes que se generaban en las funerarias.
Su gran padecimiento era la diabetes y no hace mucho había tenido algunas complicaciones de salud que lo llevaron a exiliarse en su natal Poza Rica, en casa de sus hermanos. En la segunda Cumbre Tajín de la 4T –cuando inició la pandemia– tuvimos la oportunidad de ir a saludarlo y comer junto con José Ortiz Medina. Se veía más recuperado y estaba contento.
Desde que el PRI salió del poder, tuvo problemas para conseguir trabajo, ya que tanto el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares como el de Morena no le daban la oportunidad de aprovechar su experiencia. Pasó a lo que los priístas le llaman «LA RENATA» o «La Reserva Nacional de Talentos».
Entre tantas pláticas, él contaba que se sentía un poco arrepentido de no haber trabajado en Pemex como casi todos los hijos de petroleros estamos destinados. Decía que a estas alturas de su vida ya estaría jubilado, resuelta la vida, con dinero…
«Pero brother, nos gusta esta madre y aquí andamos».
Casi terminando el año pasado, el «conta» y yo nos fuimos a echar un taco a conocido restaurante del centro de Xalapa. Me contaba que estaba muy contento porque por fin tendría trabajo (luego de 5 años desempleado) en el Ayuntamiento de Xalapa, con un regidor. Quedamos en echarnos unas frías en casa para celebrar su nombramiento, pero el tiempo nos alcanzó.
Este lunes 28 de marzo, partió de este mundo y nos deja una gran tristeza. Se fue uno los grandes tipazos que conocí en Xalapa.
A Lezama seguramente lo van a extrañar muchos y muchas. Tenía ese don de gente, como pocos, para hacer amigos.
Descansa en paz, querido amigo. Dale un abrazote a Don César y échense sus chelitas, brother. Así sea.
Única nota para pegar en el refri: Sólo hay que leer las cifras del PREP para medir más o menos cómo está la popularidad de los partidos de oposición y cómo está Morena y sus aliados para dejarse de chaquetas mentales… De entrada, el PRI, el PAN y el Verde tuvieron resultados muy bajos y entre los cuatro municipios apenas alcanzaron entre el 0.5 y 1% de la votación total. El PRD dio el gane, pero en un municipio pequeño enclavado en la Huasteca, donde ganó con mil 600 votos y en todo el estado tuvo 7.6% de votos. Otro que rebasó el 7% fue Movimiento Ciudadano y de ahí todo se repartió entre la “chiquillada” de los partidos rescatados que incluso ya habían perdido registro… En general, según cifras del OPLE, Morena y PT alcanzaron cerca del 55% de la votación total. Sólo es cosa de ver la tabla general de votaciones con los números fríos: no hay que interpretar nada. Ahí está todo.