Este sábado 26 reapareció en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien participó en la Gran Carrera Internacional del Golfo 10K, tal como lo hizo en la edición de 2018, la última antes de la pandemia de Covid-19.
Con su presencia en este evento deportivo, el ex mandatario estatal de la alianza PAN-PRD desmintió los rumores que desde mayo del año pasado vienen circulando no sólo acerca de su supuesto deteriorado estado de salud sino también sobre su presunto exilio político de la entidad y del país.
El 27 de mayo de 2021, por ejemplo, en un texto titulado “Yunes y las vueltas de la vida: del ‘pinche viejo guango’, a pedir clemencia”, el periodista Salvador García Soto, autor de la columna política Serpientes y Escaleras, de El Universal, publicó que el ex gobernador panista de Veracruz, “con 68 años y con una enfermedad que se le ha complicado”, habría recurrido a “un político del sureste” –presuntamente el ex mandatario chiapaneco Manuel Velasco Coello, actual coordinador de los senadores del PVEM– para que intercediera ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y le transmitiera el siguiente mensaje: “Que tenga clemencia y piedad. Que yo estoy enfermo, que si van contra mí yo puedo responder y dar la cara, pero que a mi familia la respete y no les haga daño”.
Desde entonces la versión periodística fue replicada por otros medios y cobró verosimilitud porque pese a las denuncias acumuladas desde 2016 en contra de Yunes Linares tanto en la Fiscalía General de la República como en la del Estado, hasta ahora ni él o sus hijos han sido citados siquiera a declarar por los presuntos delitos que se les imputan, los cuales van desde enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, peculado y malversación de recursos públicos hasta falsificación de documentos oficiales, acto ilegal en el que incurrió su primogénito Miguel Ángel Yunes Márquez en el proceso municipal del año pasado, lo que motivó que los tribunales electorales de Veracruz y del Poder Judicial de la Federación de decidieran retirarle la candidatura de la alianza PAN-PRI-PRD a la alcaldía porteña.
Además, de los 923 millones de pesos que el Órgano de Fiscalización Superior del estado (ORFIS) detectó en sus auditorías practicadas a los ejercicios fiscales 2017 y 2018 de la administración yunista –incluidos algunos de los 212 ayuntamientos–, el ente autónomo reportó al Congreso local que más de 708 millones de pesos correspondían a observaciones por presunto daño patrimonial hechas sólo a dependencias del Poder Ejecutivo, por lo que ya se habían presentado 15 denuncias.
Y la semana anterior, el gobernador Cuitláhuac García anunció en conferencia de prensa que también procederá penalmente contra exfuncionarios de las administraciones de Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes porque dijo que existió presunta colusión en la negociación de la deuda pública del estado que en 2018 ascendía a de 59 mil 654 millones de pesos y que hoy su gobierno, con gran esfuerzo, ha reducido a 53 mil 353 mdp.
Ahora que Yunes Linares reapareció y parece gozar de cabal salud, ¿procederán por fin en su contra o acaso será cierta esa otra versión aparentemente inverosímil que también circula, de que el ex mandatario panista se habría blindado con grabaciones que mediática y políticamente haría cimbrar a Palacio Nacional, como en su momento acalambró también al ex presidente Enrique Peña Nieto cuando desde el gobierno federal presionaban para que el Tribunal Electoral anulara la elección de gobernador de Veracruz en la sucesión estatal de 2016?
Recuérdese que a Yunes siempre se le ha vinculado con acciones de espionaje desde que ocupó la Secretaría de Gobierno en la administración del gobernador Patricio Chirinos, de 1992 a 1997, y luego cuando se desempeñó como subsecretario de Seguridad Pública federal con el ex presidente Vicente Fox.
Por cierto, el periodista al que Yunes le confió cómo fue que dobló a Peña Nieto para que lo dejara tomar posesión como gobernador en diciembre de 2016, y también sobre la cacería que emprendió desde su campaña electoral en contra de los cómplices de su antecesor Javier Duarte para que le entregaran bienes e información confidencial sobre los grandes negocios del ex mandatario actualmente preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, fue Carlos Loret de Mola, quien por su crítico trabajo periodístico que viene desplegando desde hace tres años en la plataforma de Latinus es ahora el comunicador más repudiado por el presidente López Obrador.