Terminó el festival Cumbre Tajín en su edición 2022; y de inmediato se dieron a conocer, por parte de las áreas de turismo del gobierno estatal veracruzano, los resultados en términos de visitantes a esta celebración.
En las últimas 5 administraciones estatales, la Cumbre ha buscado en promover la riqueza cultural, la importancia histórica, la belleza natural, la gastronomía y la arqueología del Totonacapan.
Desde su primera edición, en el año 2000, durante el gobierno de Miguel Alemán, este evento ha sido uno de los más importantes de Veracruz. En este centro ceremonial totonaco se han dado cita artistas de talla internacional.
Es, probablemente, el más importante legado en términos turísticos del gobierno de Miguel Alemán; tanto, que las administraciones que le han seguido –Fidel Herrera, Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Cuitláhuac García– decidieron mantener el evento, de cuya importancia nadie duda.
Sin embargo, de eso a comparar Cumbre Tajín con eventos como el Festival Cervantino, que se celebra cada año en Guanajuato, no sólo es desproporcionado, sino además cae en lo ridículo.
El gobierno veracruzano celebró que esta festividad haya atraído a 70 mil personas en tres días; y que la ocupación hotelera en Papantla se ubicara en el lleno total, lo cual no resulta impresionante, dado que son relativamente pocos los establecimientos de hospedaje en dicha zona.
En ese contexto, fuera de toda proporción, alejada de la mesura, la secretaria de Turismo del gobierno estatal, Xóchitl Arbesú, comparó la importancia de la Cumbre Tajín con el prestigioso Festival Internacional Cervantino, que es uno de los más importantes en su tipo en todo el mundo.
Probablemente doña Xóchitl ignora que el Cervantino genera ingresos millonarios para Guanajuato; y que cada año desplaza cerca de 500 mil boletos en sus diferentes espectáculos. Cálculos conservadores estiman que este evento representará una derrama de 80 millones de pesos semanales; más de 3 mil nuevos empleos, por la demanda de servicios.
En el caso de Cumbre Tajín, es evidente que el evento vino a menos, hasta llegar a los pobres niveles de la reciente edición 2022: la cartelera de eventos artísticos no ofreció prácticamente nada y la promoción estuvo lejos de lo observado en los años de Miguel Alemán o Fidel Herrera.
Lo único rescatable es que en esta ocasión, el gobierno estatal sólo gastó 30 millones de pesos en la organización, una cantidad de dinero significativamente inferior a la que se destinaba en el pasado.
Rescatable también fue la presentación de grupos representativos del folclor veracruzano, aunque ello también ocurría en el pasado.
En términos generales, podríamos decir que Cumbre Tajín cumplió, a pesar de las limitaciones presupuestales, pero de eso a comparar esa celebración con el Festival Cervantino es desmedido, absurdo y desproporcionado; ridículo, por decir lo menos, porque aquí se presentaron como atracciones Recoveco, Los Cojolites, Los Aguas Aguas, Matute, Nelson Kanzela e Intocable; allá, cerca de 3 mil 500 artistas en la más reciente edición; de tal manera que aunque doña Xóchitl los vea iguales, hay diferencias.
@luisromero85