La guerra en Ucrania ha provocado que los países se posicionen de diversas formas en contra de Rusia, quien invadió la primera nación, como las sanciones económicas; no obstante México ha repetido en diversas ocasiones que mantendrá las relaciones diplomáticas con este país, a pesar de todo lo que está sucediendo.

Este contacto se ha mantenido por más de 130 años, ya que incluso nuestro país fue el primero del continente americano en reconocer a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y establecer relaciones diplomáticas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).

Sin embargo, esta relación no siempre se ha mantenido intacta, ya que, en 1930, en el contexto de la pugna entre el socialismo y el capitalismo, fue que se decidió romper las relaciones diplomáticas con la URSS, ahora Rusia; sin embargo, en la historia también está involucrado un italiano que inventó un supuesto complot ruso para desestabilizar el gobierno mexicano, ¿Conoces la historia?

El día en que México rompió relación con Rusia

El 23 de enero de 1930, el presidente de México, Emilio Portes Gil, tomó la decisión de romper las relaciones diplomáticas con la URSS, al considerar a la embajada rusa como centro de intriga y propaganda del comunismo, explica el INEHRM.

De esta forma, Portes Gil declaró que tanto el embajador soviético en México, Alexander Makar, como los comunistas mexicanos, dirigidos desde Moscú, querían socavar la tranquilidad y la estabilidad del país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Además, indicó que la principal razón de romper relación con la URSS fueron los ataques de los comunistas a las embajadas y los consulados mexicanos en el extranjero, y las manifestaciones callejeras organizadas por el Partido Comunista Mexicano en las que se vilipendiaba al gobierno.

No obstante, el presidente omitió que sabía de un complot soviético a México capaz de causar mucho mal al país a través de propaganda, sabotaje y la interrupción de la exportación de petróleo para desestabilizar a Estados Unidos.

La mentira detrás de todo

Lo anterior se debe a que Emilio Portes Gil reveló en su autobiografía política que a mediados de enero de 1930 la cancillería había recibido un informe “confidencial obtenido de una de las agencias de investigación policiaca de más prestigio en Europa”, según el cual “el Departamento del Interior” soviético estaba a punto de llevar a cabo un complot para desestabilizar al gobierno mexicano, explica Daniela Spencer-Grollova en un
artículo publicado
por el INAH.

El informe señalaba que a la cabeza estaban dos agentes comunistas y el plan siniestro era el siguiente: montarían una red de propaganda y sabotaje en México para desestabilizar a Estados Unidos a través de la interrupción de la exportación de petróleo.

Lo anterior lo lograrían concentrando armamento en ciudades industriales, fronterizas y los puertos como en Veracruz y Tampico, desde los cuales también organizarían células de espionaje; además, con la ayuda de los opositores del gobierno y ciudadanos chinos que los soviéticos adiestrarían el país se volvería una erupción revolucionaria.

También señalaba que el complot estaría dirigido desde Berlín; además, el gobierno recibió informes complementarios, en los que señalaban que la policía soviética ayudaría y que el plan contemplaba ataques a personalidades como el mismo Portes Gil, el inspector de la policía, los secretarios de Gobernación y Guerra y el presidente electo Pascual Rubio.

De esta forma, ante el inminente peligro, el presidente decidió romper toda relación con Rusia, con lo que buscaba el mejor beneficio para el país; sin embargo, todo fue inventado por Alfredo Caputo, un italiano que se dedicó al periodismo, pero se puso al servicio de Estados Unidos.

¿Por qué México creyó la mentira?

Alf Caputo ofreció sus habilidades a Estados Unidos con el objetivo de “hacer el bien”, de esta forma, decidió demostrar su capacidad para acceder a las redes clandestinas de información.

Así, entregó al agregado militar de la embajada en Berlín un informe sobre las actividades bolcheviques en Estados Unidos. El Departamento de Estado recibió el escrito, pero no aceptó los servicios de Caputo, quien continuó enviando información sobre supuestos proyectos soviéticos; además en marzo de 1930 advirtió sobre un ataque terrorista.

En ese momento, Caputo no era un empleado del gobierno de Washington; no obstante, al entregar el informe del complot soviético en México en la embajada de Berlín, se presentó como un funcionario del Departamento de Justicia y del Departamento del Tesoro.

Además, tenía todos los nombres de supuestos terroristas, venía de una importante agencia de investigación policiaca y además, el gobierno mexicano obtuvo la misma información de la embajada de Estados Unidos después de haber roto la relación con la URSS.

Y aunque Caputo fue descubierto posteriormente, su informe falso impulsó a Portes Gil a tomar la decisión de romper las relaciones diplomáticas con Rusia, ya que esto sólo fue un eslabón más en una cadena de acontecimientos.

Lo anterior se debe a que la embajada soviética en México logró su propósito de convertirse en un centro de propaganda comunista. La vida de la embajada mexicana en Moscú era precaria, México y la URSS no lograron generar un vínculo significativo y los comunistas mexicanos y los enviados de la Tercera Internacional consideraban al gobierno constitucionalista como “burgués”, explica Daniela Spencer-Grollova y el INEHRM.

A pesar de todo, en 1942 las relaciones diplomáticas de Rusia y México se restablecieron cuando ambas naciones se encontraron como pares en la comunidad internacional con un objetivo compartido, la lucha contra el fascismo y el nazismo, de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Reporte Indigo

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