La determinación del Tribunal Electoral de Veracruz, en el sentido de revocar la candidatura y, por tanto, el triunfo de Federico Salomón en la elección interna por la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional no necesariamente significa la forzosa repetición del proceso.

Significa únicamente que esa instancia dio la razón al ex dirigente Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, aspirante a un segundo periodo al frente del partido.

Sin embargo, existen dos instancias más: las salas Regional y Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Un antecedente: el 8 de diciembre de 2021, el TEV revocó la constancia de mayoría a Patricia Lobeira, entonces candidata electa a la presidencia municipal de Veracruz por la alianza PAN-PRD-PRI; y el día 20 de ese mismo mes, la Sala Regional del TEPJF revocó la sentencia del tribunal local veracruzano y confirmó el triunfo de la abanderada de la coalición “Veracruz Va”. Posteriormente, el 30 de diciembre, los magistrados de la Sala Superior, última instancia, confirmaron dicha decisión y como resultado, Lobeira de Yunes despacha en el Palacio Municipal del puerto.

En pocas palabras, esta no sería la primera vez que las instancias federales corrigen la plana a los magistrados del tribunal local; todo puede pasar; es decir, el festejo de Guzmán Avilés podría convertirse en un duro revés.

Al final, todavía faltan dos instancias más, por lo que prácticamente todo podría ocurrir en esa lucha entre los malos y los peores.

Por otro lado, la historia de las pugnas internas panistas en Veracruz tienen un nuevo episodio en la lucha por la dirigencia estatal; y una vez más, Joaquín Guzmán es protagonista: en 2019, el de Tantoyuca se enfrentó al entonces presidente del CDE, José de Jesús Mancha Alarcón; esa elección fue anulada y en el segundo proceso, gracias a su alianza con el grupo de Enrique Cambranis y Tito Delfín, Guzmán Avilés resultó ganador.

En esta ocasión, el ex secretario de Agricultura del Gobierno del Estado –administración de Miguel Ángel Yunes– busca un segundo periodo en la dirigencia del partido; su adversario originalmente era Tito Delfín, quien fue detenido cuando se encontraba en campaña; al quite entró Federico Salomón y esa sustitución de la fórmula fue impugnada por el perdedor de la contienda, a quien sus detractores señalan por su presunta dependencia hacia el actual gobierno de Morena. En esa lógica, Joaquín Guzmán sería un alfil en el ajedrez de la 4T.

En contraparte, Federico Salomón representa al llamado grupo Yunes de Boca del Río y a su alianza con el diputado Enrique Cambranis. Es, por decirlo de alguna manera, la posición para preparar el camino en la dirigencia estatal rumbo a 2024, la cabeza de playa de los Yunes.

Finalmente, sin importar la decisión de los tribunales, Guzmán Avilés pasará a la historia del PAN veracruzano como el dirigente que perdió 540 mil votos: en el proceso municipal de 2017, el albiazul logró más de 780 mil sufragios y 112 presidencias municipales; y en 2021, ya con el de Tantoyuca instalado en el comité estatal, apenas llegó a 240 mil votos y 13 alcaldías, más otras 21 en ayuntamientos donde iba en alianza con PRI y PRD. Un fracaso total.

@luisromero85