Un estudio del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Josep Trueta (IDIBGI) y en el que ha participado la Universidad de Alicante’s (UA) ha asociado la presencia del virus Caudovirales en la microbiota intestinal a una mejora de las funciones cognitivas y de la memoria en humanos, ratones y moscas.
Los resultados del artículo, liderado por los doctores Jordi Mayneris-Perxachs y José Manuel Fernández-Real, del grupo de Nutrición, Eumetabolismo y Salud del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Josep Trueta, demuestran que los bacteriófagos presentes en la microbiota intestinal influyen en la relación entre el microbioma y el cerebro.
En la investigación también ha colaborado los investigadores Manuel Martínez-García y Francisco Martínez-Hernández, del departamento de Fisiología Genética y Microbiología de la UA, en una aportación centrada en la identificación, a través de herramientas bioinformáticas, de los virus implicados en los procesos de memoria, así como en detectar las células hospedadoras de estos patógenos.
La Universidad de Alicante ha explicado que la investigación se ha centrado en el estudio de dos tipos de bacteriófagos prevalentes -un tipo de virus que se replica dentro de las bacterias que representa uno de los mayores vacíos en el conocimiento del microbioma humano- en nuestra microbiota intestinal: los Caudovirales y los Microviridae.
En una muestra de 114 personas, que después se ha ampliado a 942 sujetos, los investigadores han encontrado que «los individuos con más Caudovirales tenían un mejor rendimiento de los procesos ejecutivos y la memoria verbal, y, en cambio, la presencia de mayores niveles de Microviridae se relacionaban con un mayor deterioro de las capacidades ejecutivas del cerebro», ha explicado Fernández-Real.
Asimismo, para saber cómo las personas pueden acceder a estos virus, los investigadores realizaron encuestas alimentarias a los participantes para conocer su dieta y encontraron que los individuos con más caudovirales en la microbiota intestinal consumían más productos lácteos de forma habitual.
Relación entre la ingesta de lácteos y las funcionas cognitivas
Este hallazgo también se une a algunas investigaciones previas, que señalaban que las personas que tomaban más lácteos tenían mejores funciones cognitivas.
Con el objetivo de reforzar aún más el resultado, se hizo un experimento con ratones, mediante la microbiota presente en las diferentes muestras de las heces humanas, que fueron transplantadas al intestino de los roedores.
«Los ratones que recibieron una microbiota rica en Caudovirales presentaron un mejor rendimiento cognitivo que los demás ratones, con mejoras importantes a nivel de la memoria espacial y de la memoria emocional», ha afirmado el doctor, también participante en el proyecto, Rafael Maldonado.
Un segundo experimento de confirmación se realizó mediante la utilización de moscas (Drosophila melanogaster) como modelo animal, también conocidas como las moscas de la fruta.
Primero, un grupo de moscas fue alimentado con suero láctico, y demostró tener más memoria que el otro grupo de Drosophila que ingirió el suero láctico esterilizado, y por tanto, sin virus.
La presencia de los Caudovirales regulaba al alza los genes asociados con la memoria
El experimento se repitió, pero en este caso se suplementó la alimentación de las moscas con los bacteriófagos aislados y los resultados se replicaron de nuevo; observando un grupo de genes en el cerebro de la mosca, los autores encontraron que la presencia de los Caudovirales regulaba al alza los genes asociados con la memoria.
Desde la UA han concluido que los resultados de este estudio refuerzan la consideración de los virus bacteriófagos como actores influyentes en la relación entre el microbioma humano y el cerebro y, además, el trabajo abre la puerta a nuevas líneas de investigación como el estudio de posibles suplementos en la dieta con este virus de forma aislada para mejorar las capacidades cognitivas de las personas.
Además del IDIBGI y la UA, han participado el grupo de investigación en Neurofarmacología liderado por el doctor Rafael Maldonado en la Universidad Pompeu Fabra; el grupo de Microbioma Humano de la Fundación Fisabio; el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) de la Universitat de València y el Consejo Superior de Investigaciones Médicas (CSIC), y CIBERESP.
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