De manera inexplicable, el gobierno morenista insiste en una criminal paradoja: ocultar los casos de contagios por coronavirus de estudiantes en escuelas públicas con el propósito de evitar una nueva suspensión de clases presenciales, al tiempo que se niega de manera sistemática a aplicar la vacuna a niños entre 5 y 11 años de edad, como ya sucede en muchos países.
El tema es relativamente sencillo. Si queremos acelerar el proceso de regreso a las aulas es necesario vacunar a nuestros niños. Los pequeños no están “robando” vacunas a personas de la tercera edad, como dice el gobierno; quien mantiene en almacén más de 30 millones de dosis que no aplica son las propias autoridades.
Desde que se decretó el regreso a clases presenciales y de manera escalonada a principios de año, no conozco una sola escuela –pública o privada- que no haya registrado casos de Covid entre sus alumnos; sin embargo, las autoridades insisten que se trata de casos aislados a pesar de que estudiantes y maestros han tenido que volver al aislamiento.
Una vez más, el Presidente utiliza la mentira como un recurso para justificar su decisión temeraria. El miércoles pasado, López Obrador aseguró una vez más que vacunar a menores de 5 a 11 años “no es necesario porque así lo sugieren los expertos de salud de su Gobierno”, los mismos que han dado sobradas muestras de ineptitud, ignorancia y criminal obediencia. Se trata de una mentira más.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el 22 de enero pasado administrar a menores entre 5 y 11 años la vacuna contra el Covid19 fabricada por Pfizer-BioNTech. La única condición por parte de los expertos de la organización fue que la dosis que deba aplicarse sea de 10 microgramos en lugar de los 30 que se ofrecen a los mayores de 12 años.
El gobierno mexicano ha desafiado tanto a los organismos internacionales como a los tribunales del país. El mismo día que el Presidente negaba desde la mañanera el derecho de los niños a recibir la vacuna, un Tribunal federal ordenó a su gobierno aplicar la vacuna de la farmacéutica Pfizer-BioNTech, a dos niños de 6 y 11 años de edad, sin comorbilidades, que radican en la Ciudad de México.
El Tribunal resolvió el recurso de queja 245/2021, interpuesto contra el presidente de la República, por conducto de la Secretaría de Salud, para poder recibir la vacuna contra el coronavirus desarrollado por Pfizer. No lo han hecho.
La resolución se logró luego de que el juez solicitó y valoró las opiniones de directivos del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y del Centro Médico ABC respecto a la conveniencia de vacunar a menores de 5 a 11 años de edad.
Los argumentos del gobierno han sido principalmente dos: que la Organización Mundial de la Salud no había recomendado la vacuna a este grupo de población –lo cual ya se confirmó que sí lo hizo-, y que administrar vacunas a los niños pondría en una situación de vulnerabilidad a personas de la tercera edad porque se les estaría quitando la oportunidad de recibirla.
Según el Presidente, México no ha aprobado la vacunación para todas las niñas, niños y adolescentes porque primero se debe alcanzar la cobertura de esquemas primarios y de refuerzos a quienes ya la recibieron. Nuevamente falso.
Fue el propio Presidente quien al día siguiente aseguró que México tiene reservas de 30 millones de vacunas contra Covid-19 para este 2022, al tiempo que presumió que nuestro país fue el primero en América Latina en recibir vacunas y reiteró que “tenemos reservas para todo este año y para todos, de manera democrática, sin distinción”.
Entonces, ¿por qué el Presidente y su gobierno no autorizan la vacuna a millones de niños mexicanos? Simplemente porque no le da la gana. El plan de vacunación no ha sido democrático y los niños y adolescentes sí han sufrido discriminación.
Tampoco se trata de un asunto de países ricos y pobres, como la doble moral de la 4T intenta justificar. Países integrantes de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, así como la mayoría de países del continente, incluida Cuba, iniciaron desde finales del año pasado su plan de vacunación en niños entre 5 y 11 años de edad.
Es así como niños en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, e incluso naciones menos favorecidas como Panamá, Ecuador y El Salvador, han recibido la vacuna desde finales del año pasado, lo que ha permito enfrentar los efectos de la cuarta ola de contagios provocada por la variable Omicrón.
La generación Covid19 recordará siempre a un Presidente que le negó el derecho a la vacuna.
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