Un vuelo tripulado a Marte ya no parece ser algo enteramente del mundo de la ficción científica, como lo era hace algunas décadas. Las tecnologías que permitirán a los humanos llegar al planeta rojo se desarrollan en un ritmo acelerado, por lo que es natural preguntarse: ¿cómo sería el candidato ideal para un vuelo al planeta vecino?

En 2011, se realizó en Moscú el experimento Mars-500, en el marco del cual seis voluntarios vivieron 520 días en un complejo cerrado y casi que totalmente aislado del mundo externo. En el marco de la iniciativa, cuyo objetivo era simular un vuelo tripulado a Marte, se llevaron a cabo más de 100 experimentos distintos.

La simulación se llevó a cabo en la sede del Instituto de Problemas Biomédicos de la Academia de Ciencias de Rusia —IMBP RAN, por sus siglas en ruso—, bajo los auspicios de la misma academia y de la agencia espacial rusa Roscosmos.

A pedido del medio ruso Izvestia, los científicos del IMBP RAN resumieron algunos de los resultados de este y otros experimentos con el fin de elaborar un retrato psicológico de la persona más adecuada para misiones espaciales a largo plazo.

Ser introvertido

Lo primero a lo que la persona tendrá que adaptarse es la escasez de nueva información que inevitablemente surge en una nave espacial.

Cuanto más largo es el vuelo espacial, más deja el sistema nervioso humano de recibir los variados flujos de información, a los que está acostumbrado en la Tierra. Todo se vuelve más monótono. Además, la conexión con familiares y amigos se vuelve más débil, explicó el médico Vadim Gushchin, investigador principal del departamento de psicofisiología del IMBP RAN.

«Por lo tanto, la persona debe ser tolerante con la reducción de la información sensorial y social, la falta de contactos sociales», subrayó el académico.

Además, según los científicos, el candidato perfecto debe ser introvertido. Debe ser una persona autosuficiente, que no necesite una comunicación constante con otras personas para estar bien, apuntó el profesor Alexander Tjostov, director del Departamento de Neuropsicología y Psicopatología de la Universidad Estatal de Moscú.

«Estas son personas que no se aburren solas, personas que siempre encuentran entretenimiento consigo mismas», sostuvo el especialista.

Ser fácil de llevar

Un aspecto importante del bienestar psicológico de aquellos que participan en largas expediciones es la relación interpersonal de la tripulación. Tras un largo período de convivencia en un espacio pequeño, cualquier característica del comportamiento de una persona, incluso la más insignificante, puede comenzar a ser causa de incomodidad para el otro. Por lo tanto, cuantas menos peculiaridades tenga un individuo —sea ya en la manera de hablar, ser o portarse—, más fácil será para él y para quienes lo rodean en la misión espacial.

«Un candidato a ‘viajero espacial’ debe ser capaz de llevarse bien con otras personas, es decir, ser compatible. Debe ser capaz de encontrar formas de salir de situaciones que pueden convertirse en conflictos», apuntó Natan Eismont, investigador principal del Departamento de Dinámica Espacial y Procesamiento Matemático de Información del Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia.

Ser americano o europeo

Además, para superar el largo vuelo de la Tierra hasta Marte, es muy importante la tolerancia de un individuo a los espacios cerrados y la falta de privacidad.

«Curiosamente, las personas que están acostumbradas a aglomerarse en la vida cotidiana no toleran los espacios cerrados. En el aislamiento, su nivel de ansiedad aumenta considerablemente», expuso Gushchin.

Como ejemplo, el científico mencionó los representantes de las culturas asiáticas, quienes a menudo viajan en grandes grupos. Esto se debe, según Gushchin, a que experimentan una fuerte incomodidad al convivir de cerca con representantes de otras culturas, por lo que tienden a acercarse a sus compatriotas.

El período más largo de estadía en una cámara de aislamiento durante los experimentos espaciales en Japón es de solamente dos semanas, mientras que en Estados Unidos es de dos meses y en Europa de varios meses. Uno de los pocos casos de finalización anticipada de un experimento de aislamiento de largo plazo, ocurrió en 1999, con la retirada justamente de un voluntario nipón.

Así, según las conclusiones realizadas en el IBMP RAN, los representantes de las culturas asiáticas son los menos aptos para vuelos de larga duración. Por su parte, los representantes estadounidenses y europeos, incluidos los rusos, se consideran más adecuados para tales misiones espaciales.

Ser hombre o mujer, no importa

A la hora de elegir los miembros de la tripulación de un vuelo a Marte, los científicos consideran que es importante que haya representantes de ambos sexos.

«Tanto hombres como mujeres tienen algunas peculiaridades en la manera de pensar que pueden ser útiles en diferentes situaciones», subraya Gushchin.

Según el académico, existen investigaciones que han concluido que una tripulación enteramente femenina puede tener cierta ventaja en una expedición interplanetaria. Esto se debe a que las mujeres suelen ser «más perspicaces y disciplinadas». Sin embargo, las tripulaciones masculinas suelen ser más creativas e ingeniosas al buscar soluciones, algo que es muy necesario al explorar un mundo previamente desconocido, sostiene el médico.

Ser aventurero

Otra cualidad importante de un candidato a viajero espacial es estar dispuesto a aceptar los riesgos que una expedición de este tipo supone. El empresario espacial estadounidense Elon Musk advirtió que las primeras personas en volar a Marte deberían estar preparadas para morir allí, no en la Tierra. Para el fundador de SpaceX, las primeras personas que vayan a Marte deberían ser voluntarios que no teman una «gran aventura».

Gushchin subrayó que coincide con el ya fallecido cosmonauta Borís Morukov, quien consideraba que para el primer viaje espacial a otro planeta, se necesitan personas que sean algo similares a los primeros piratas, en lo que se refiere a su espíritu de aventura.

«Para aterrizar en un planeta completamente desconocido, lleno de sorpresas y peligros, se necesitan personas dispuestas a correr riesgos, con personalidad aventurera. Personas sin raíces, que no tienen nada que perder. Listas para tomar decisiones no estándar, asumir la responsabilidad», subrayó Gushchin.

El primer escuadrón de cosmonautas de la Unión Soviética, por ejemplo, contaba con individuos que además de físicamente entrenados, también estaban listos para morir por los intereses de la ciencia y de su patria. Obviamente, las personas que viajen a Marte pueden tener lazos con la Tierra, aclaró Tjostov, «sin embargo, el trabajo para ellos debería estar en primer lugar, como lo fue con el primer escuadrón de cosmonautas».

elciudano.com

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