Somos parte de una sociedad sumergida en una narrativa transmediática, mal acostumbrada a creerle a cualquiera, asumimos que un youtuber posee verdades que nadie más, hacemos nuestras versiones y «chismarajos» que van y vienen entre redes sociales, whatsapp y pláticas de café. Un profundo mundo, tenebroso pero también de luz; la red de redes aglomera lo peor y lo mejor de las mentes del mundo, y bien nos haría seguir uno de los fundamentos del trabajo reporteril: corroborar con fuentes.
En medio de la hedionda nube en la que flotamos los internautas ha quedado el trabajo periodístico, los medios de comunicación que se han obligado a vivir en convergencia, muchos olvidando los valores y fundamentos de la profesión, endiosados por likes y descargas, lo efímero contra lo trascendental. En el otro lado, la sociedad cree que cualquiera puede hacerla de periodista o reportear porque su celular “graba chido”, tienen datos ilimitados y hacen “lives” por cualquier pretexto.
No reparamos en distinguir entre la farandulita del internet y los profesionales de la comunicación, francamente nos da hueva leer, preferimos todo “masticadito y en la boca” y por eso nos creemos la primera que nos cuentan. Urge en la sociedad, en sus modelos educativos, espacios de “alfabetización” en la materia.
Por otro lado. ¿El periodismo es necesario? Si, en cuanto siga siendo útil a la sociedad, el simple hecho de acercar y facilitar información, en medio de un escenario plagado de empirismo, ya es algo de utilidad; luego la función de difundir sobre temas del más alto interés, caso local es la protección civil. Saliendo de la parte meramente informativa, de sacar la nota, están los que los obtusos llaman opinólogos, porque creen que en el mismo costal van analistas, comunicadores de carrera e “influencers”; se veía venir desde hace muchos años, y ante eso vale la pena citar al consultor en comunicación español Arturo Merayo, quien me compartió una frase que llevaré siempre por delante: “no se puede hablar de lo que no se sabe”. Esa frase es una lección entera, aplicaba en aquel momento (por ahí de 2010) a un taller sobre expresión radiofónica que tomé en una bienal internacional de radio; pero esa palabras aplican para la vida.
Y en honor a lo mencionado acerca de las fuentes, a continuación enlisto una serie de reflexiones y conceptos que el profesor de periodismo en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, y actualmente Académico visitante en Berkeley, Tanjev Schultz, y el periodista, escritor y también profesor de periodismo de la misma universidad, Oliver Günther, han concentrado en un decálogo titulado Un periodismo sólido en un mundo de medios digitales.
El periodismo arroja luz sobre la realidad que vivimos, el buen periodismo no sólo es informativo; cuestiona las estructuras de poder y resalta los errores. Lleva a cabo investigaciones incluso donde encuentra resistencia. El interés del usuario no sustituye al criterio periodístico, el análisis de datos y las encuestas pueden mejorar el periodismo, pero, para que esto funcione, el periodismo debe verse como algo más que servir a los intereses de los usuarios.
El periodismo no es un producto, el periodismo tiene valor en sí mismo, más allá de las categorías de productos que se definen en términos económicos. Una sociedad es más que la suma de sus burbujas y personalidades políticas. El periodismo que es relevante para la sociedad no puede diseñarse para servir a los intereses de los usuarios individuales de la manera más eficiente y precisa posible.
Frente a Facebook, YouTube y todas las demás empresas de medios exitosas que producen su contenido de acuerdo con los principios de emocionalización, personalización e intensificación; lo que se necesita son formas atractivas de presentación y conceptos de narración que den transparencia a las complejidades de la sociedad e informen a la audiencia sobre los procesos sociales, eso es justamente lo que se ha hecho desde el periodismo, históricamente.
Con la vida pública en tiempo real, la velocidad ya no es nada especial. Lo que cuenta más que nunca es la sustancia. Más allá de las actualizaciones rápidas de noticias, el periodismo solo puede retener la ventaja si tiene más que ofrecer que lo que cualquiera puede buscar en Google en segundos. Como resultado, los periodistas expertos no pierden relevancia, sino que se vuelven más importantes que nunca en el mundo de los medios digitales.
EL trabajo periodístico no se ha extinguido ni se extinguirá, lo que sucede es que hay una búsqueda constante de nuevas formas de contar los hechos. Es enorme la cantidad de información, artículos y estudios que abordan el tema que les planteo, y que están a nuestro alcance en internet, podemos empezar por aquí: https://journalistik.online/en/debate-en/inspire-enlighten-disagree/