El Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia de Roma ha anunciado el descubrimiento de una ‘rara’ inscripción en el interior de un yelmo etrusco de más de dos milenios. Este detalle había pasado desapercibido a los arqueólogos italianos y podría aportar nueva información sobre la organización de este pueblo prerromano.
El hallazgo, que se ilustrará en la revista ‘Archeologia Viva’, ha tenido lugar más de 90 años después de que este casco de bronce fuera encontrado en la necrópolis de Osteria di Vulci en 1928. La inscripción está grabada en el protector de la nuca y consta de siete letras (HARN STE). Se trataría de un gentilicio que indica el lugar de origen (del objeto o del dueño) que debe leerse como una única palabra, según el museo.
«Ofrece informaciones fundamentales para la reconstrucción de la organización militar y de la evolución del arte de la guerra» en la península itálica antes de la hegemonía de Roma. El yelmo habría pertenecido a un guerrero etrusco, pueblo que dominaba gran parte de lo que hoy es la Toscana, y ha sido datado a mediados del siglo IV a. C.
Entonces, el centro de Italia se caracterizaba por los cruentos conflictos entre tribus locales, que competían por el predominio de la península o por simple supervivencia, y por la amenaza del avance de los celtas, que en el 390 a. C. pasaron a cuchillo a la propia Roma. El yelmo sería prueba de aquellos años de sangre y hierro por el dominio del territorio.
El origen del casco
Es posible presuponer que el hecho de que la inscripción esté en su interior se refiera a su propietario, una costumbre muy actual, la de marcar posesiones. Esto «reforzaba el sentimiento de pertenencia de un objeto de vital importancia» para el guerrero, señala el museo.
Pero también ofrece información sobre el sistema de fraguas en las que los etruscos fabricaban sus armas y se cree «posible» que el yelmo no fuera elaborado en Vulci, donde se encontró, sino en algún punto próximo a la actual ciudad de Perugia.
El historiador del siglo I a. C. Tito Livio reveló la existencia de un campamento etrusco llamado Aharam que reunió a las tropas en la víspera de la tercera batalla de la guerra samnita, en 295 a. C., entre Roma y una liga de etruscos, galos, umbros y otras tribus. El topónimo Aharam suena muy parecido a la actual localidad de Civitela d’Aran, cercana a Perugia, por lo que el gentilicio del yelmo, HARN STE, leído como una única palabra, «pudo haberse formado a partir del nombre de esa ciudad» o de sus aledaños.
Esta hipótesis quedaría avalada por las inscripciones encontradas en otras lápidas u objetos etruscos, en las que aparecen gentilicios que comparten raíz, como ‘Havrna’, ‘Havrenies’ o ‘Harenies’. Aun así, el museo considera que «no es posible establecer con certeza si el nombre conservado coincide con el de su último propietario», ya que estas piezas muchas veces pasaban de mano en mano como trofeo de guerra.
EFE