En dos semanas, el Partido Acción Nacional definirá a su dirigente en Veracruz. El panismo veracruzano se encuentra en la disyuntiva de regresar el control del comité estatal al yunismo o mantener al grupo que actualmente ocupa dicho espacio, el de Guzmán Avilés.

Tito Delfín Cano, el ex alcalde de Tierra Blanca preso por el presunto delito de fraude, no saldrá de prisión para dirigir al partido, dado que ya fue vinculado a proceso; el grupo identificado con el ex gobernador Miguel Ángel Yunes se encarga de la estrategia y la operación para este proceso interno, de tal manera que en el caso de que esa fracción se imponga al interior, la senadora Indira Rosales se convertiría en dirigente estatal.

Tito Delfín no es más que un alfil, una posición reemplazable en el ajedrez yunista; su alianza con el diputado Enrique Cambranis y con el grupo del ex gobernador resultó incómoda para quienes se encuentran en el poder estatal y por ello fue detenido.

Del otro lado se encuentran Joaquín Rosendo Guzmán, dirigente estatal con licencia; y el senador Julen Rementería del Puerto; los dos, por cierto, ocuparon espacios importantes dentro de la administración de Miguel Ángel Yunes; el primero fue titular de la SEDARPA; y el segundo, de la SIOP. Los dos terminaron con señalamientos por su desempeño en el Gobierno del Estado y ambos no sólo se distanciaron de su ex jefe, sino que concluyeron esa relación enfrentados al yunismo.

El grupo Yunes califica a Guzmán Avilés y a Julen Rementería como unos traidores y les han señalado una sospechosa relación con el poder estatal; incluso, hablan de una dependencia con relación a funcionarios encumbrados de Morena. Les reprochan también que han entregado al partido, reduciéndolo a papel de comparsa. Algo hay de razón en ello: Acción Nacional está lejos de lo que fue en las elecciones de 2010, 2016 y 2018.

A ese vínculo entre los Chapos –como le conocen sus adversarios a los simpatizantes de Joaquín Guzmán– y el gobierno estatal atribuye el grupo yunista el encarcelamiento de Tito Delfín.

La confrontación interna de Acción Nacional en Veracruz se ha caracterizado por las acusaciones mutuas, los señalamientos de todo tipo entre las partes involucradas y las mutuas descalificaciones.

En el panismo veracruzano la lucha interna es con todo; y lo que parecen ignorar los protagonistas es que del pleito por la dirigencia ninguno de los dos grupos saldrá bien librado; ambos quedarán debilitados y sin la posibilidad de tener un papel decoroso en el proceso sucesorio de 2024.

Con la fuerza que ha mostrado Morena desde que inició el actual gobierno mexicano; con la creciente popularidad del presidente López Obrador; con el factor determinante de los programas sociales; y con la fractura de los partidos de oposición en Veracruz –particularmente PAN, PRD y PRI–, parece que faltando dos años y medio, la siguiente elección estatal estaría resuelta a favor de quien designe el Movimiento como su candidato al 2024.

En pocas palabras, con tan poco peso de la oposición en Veracruz, con la fractura panista, podríamos decir que Morena tiene la próxima gubernatura casi en el morral.

@luisromero85