Los Yunes siempre utilizaron a Tito Delfín… y él lo sabía.
Desde que se supo que el exalcalde de Tierra Blanca, Tito Delfín Cano, iba a ser quien encabezará la fórmula del grupo yunista para competir por la dirigencia estatal del PAN, había algo raro; como que no encajaba.
De entrada, Tito pertenece más a una generación de panistas tradicionales, con una edad que no le correspondería a la nueva camada de los panistas que dice representar, que son jóvenes liderados por la familia Yunes Márquez, cuyo patriarca, el exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, permanece oculto, exiliado, desde que la Cuarta Transformación se instaló en la Presidencia de la República y el Gobierno de Veracruz.
Tito parecía ser más del grupo de Julen Rementería; de esos panistas con más tiempo y otra formación, por eso era un candidato: no del perfil que buscan los Yunes.
No obstante, por algo o con algo lo convencieron de sumarse al Yunismo.
Ahora se sabe que todo este tiempo fue presionado —el método favorito de Yunes Linares— para “integrarse” a su grupo, porque los planes, muy perversos, eran utilizarlo sólo como un parapeto al cual quitarían o harían renunciar de la dirigencia estatal del PAN (si es que la ganaban) y dejar a quien sí es de su grupo: Indira Rosales, la senadora que sí es cercana al grupo yunista.
Pero el destino se les adelantó por unas denuncias que iniciaron los mismos yunistas en 2017, ya siendo gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y teniendo como fiscal general del Estado a su abogado personal: Jorge Winckler Ortiz, hoy prófugo de la justicia.
Al parecer a los Yunes y a sus pregoneros se les olvidó la denuncia por fraude que ellos mismos presentaron en mayo de 2017 en la instancia regional de Cosamaloapan. Las afectadas fueron unas empresas cuando Tito Delfín era alcalde de Tierra Blanca.
Como Tierra Blanca era un bastión panista —donde todavía quedan algunos resabios— el entonces gobernador Yunes optó por usar la denuncia sólo para coaccionar a quien podía quizás ayudarles con el proyecto familiar político en esa región, por lo que decidieron ocultar la corruptelas de Don Tito y, por ende, volverse cómplices.
Se sabe también que además del delito de fraude, los denunciantes comprobaron omisiones y abuso de autoridad por parte del entonces alcalde en el 2012, pero la Fiscalía yunista (a cargo de Winckler) tampoco hizo nada por investigar.
Tratándose de un caso de corrupción, se turnó a la Fiscalía Especializada Anticorrupción de Marcos Even Torres Zamudio (yunista también prófugo de la justicia) quien la admitió el 6 de junio del 2019, quedando en la carpeta FECCEV/406/2019.
Se trata de una de las tantas carpetas que Winckler y Marcos Even, iniciaron y extrañamente guardaron después.
Tampoco es para extrañarse mucho, pues así operaba el exgobernador: intimidaba con la Fiscalía General del Estado a quienes consideraba sus adversarios políticos, y no pocos exfuncionarios fueron enviados a la cárcel; otros, como Tito Delfín, decidieron cooperar y declarar lealtad al exgobernador y a sus hijos Miguel y Fernando.
Aunado a las denuncias, dicen en Tierra Blanca que es bien conocido que el ahora preso se enriqueció inexplicablemente durante y después de su carrera política. Hay incluso un señalamiento acerca de una presunta obra por 40 millones que nunca se hizo y fue ventilado en medios locales.
Es por eso que en algunos círculos políticos de alto nivel (inclusive dentro del PAN mismo) se dice que quien “puso el dedo” a Tito Delfín fueron los propios Yunes.
De cualquier manera, se sabe por fuentes del CEN del PAN que en encuestas tenían ya medida la próxima elección interna del blanquiazul en Veracruz: la fórmula ganadora hasta el momento es la de Joaquín Guzmán Avilés como presidente del partido y Mayra Cortés para la secretaría general; la de Tito Delfín e Indira Rosales estaba derrotada hasta hace unos días.
La detención de Tito, no obstante, la capitalizarán los Yunes como un escándalo para hacer escándalo mediático y capitalizar el ruido con victimización a favor de su amiga Indira, quien podría ser la nueva candidata a presidenta o llega otro cercano a la familia.
Falta ver qué ocurre en las próximas horas: hasta el cierre de esta edición no había una vinculación a proceso, una acusación sobre Tito Delfín que definitivamente lo mantenga en la cárcel y se convierta en el nuevo Rogelio “N” que sólo sirvió un ratito para bandera de los Yunes, sacando raja política hasta donde pudieron.
Y es que las actuales FGE y la Fiscalía Anticorrupción no son omisas ni cómplices, ni se prestan a componendas como evidentemente sí lo hicieron los yunistas cómplices de la corrupción. Por eso mismo, las denuncias que los Yunes interpusieron contra Tito todavía, hasta donde se sabe, estaban vigentes y sólo era cuestión de tiempo para que el exalcalde de Tierra Blanca respondiera por los señalamientos.
Quién lo diría: las denuncias que sus propios “amigos” Yunes le interpusieron a Tito, son las que ahora causaron su detención. Mínimo, creo yo, deberían pagarle un abogado de esos caros para el proceso.