Valiéndose de su mayoría en la Cámara de Diputados, los morenistas, apoyados por sus aliados del Partido Verde y el PT, aprobaron con 274 votos a favor el Presupuesto de Egresos de la Federación (para aprobarlo solo se requiere el voto del 51% de los legisladores). A pesar de que los diputados de oposición presentaron más de 1994 reservas (propuestas de modificación al gasto público) ninguna fue atendida.
El PEF 2022 se aprobó tal como lo propuso el presidente López Obrador en septiembre pasado. Al presupuesto no se le movió literalmente ni una coma. Por cuarto año consecutivo los diputados oficialistas se comportaron como unos serviles empleados del Primer Mandatario y no como los integrantes de un poder autónomo que, en teoría, representa la pluralidad de la Nación.
El gasto público para 2022 es contradictorio. Para empezar, en plena política de austeridad republicana es el presupuesto más costoso del gobierno mexicano en lo que va del siglo. Tasado en 7.08 billones de pesos es 8.5% más oneroso que el de 2021. Por otro lado, la Ley de Ingresos 2020 estima que se recaudaron apenas 6.1 billones de pesos a través de la venta de petróleo y cobro de impuestos a la población. El déficit de más de 900 mil millones de pesos se subsanará contratando deuda pública, es decir, a pesar de los dichos de AMLO la deuda del país seguirá creciendo este año.
A pesar del incremento del gasto federal, el gobierno encabezado por López Obrador se negó a realizar una reforma fiscal integral para elevar la recaudación, principalmente para incrementar el cobro de impuestos a los grandes capitales nacionales y extranjeros y a las mayores fortunas del país, como llevan varios meses sugiriendo diversos organismos internacionales. En cambio, en la Miscelánea Fiscal se contemplan diversas disposiciones como el empadronamiento obligatorio de todos los mayores de 18 años en el Servicio de Administración Tributaria, el cobro de impuestos a los trabajadores del sector informal y a los pequeños productores del campo. Es decir, la mayor carga fiscal caerá sobre las espaldas de los más pobres.
Por otro lado, en el PEF 2022 los incrementos se concentran en las prioridades presidenciales: la Guardia Nacional (que el próximo año pasará a estar bajo mando militar), el Tren Maya (63 mil mdp), la refinería Dos Bocas (45 mil mdp) y el aeropuerto Felipe Ángeles (11 mil mdp) así como los programas de transferencia monetaria directa: Pensiones a Adultos Mayores (238 mil mdp), apoyo a personas con discapacidad (18 mil mdp), Jóvenes Construyendo el Futuro (21 mil 196 mdp) y Sembrando Vida (29 mil 446 mdp). Aunque en teoría estos programas están destinados al combate a la pobreza no existen datos sobre los avances en estos últimos 3 años y el manejo de los padrones de beneficiarios no son públicos. Se trata de una simple estrategia electoral con el que se intenta engañar a la población.
Pues al mismo tiempo no hay incrementos sustanciales al presupuesto destinado a la construcción de obras públicas de beneficio colectivo o a la atención al problema de la carencia de vivienda digna y de servicios básicos como agua potable, drenaje sanitario, electricidad, etc. Tampoco hay incremento al presupuesto para construir infraestructura educativa, pavimentación de caminos y carreteras, compra de medicamentos muy necesarios y, mucho menos, para la adquisición de vacunas para los adolescentes y niños menores de 18 años. No hay impulso a la ciencia y tecnología ni para apoyar con fertilizantes y semillas mejoradas a los campesinos pobres y una larga lista de necesidades para las cuales no hay mayor presupuesto público este año. Para poder financiar sus proyectos personales se dejará en el atraso a cientos de miles de pueblos y colonias y a cambio, solamente se le dará un pequeño apoyo económico con tal de comprar su silencio y apoyo ciego al régimen.
En síntesis, el gasto público del 2022 es más grande que otros años, se financiará mayoritariamente aumentando, en los hechos, impuestos a los más pobres y adquiriendo deuda pública (que también terminará pagando la gente) y para entregar los famosos apoyos económicos se dejarán de hacer obras de beneficio colectivo por cuarto año consecutivo. Es decir, a la gente pobre le están cambiando gato por liebre, como coloquialmente se dice. Los morenistas están bolseando al pueblo para cambiarle el dinero de una bolsa a la otra, en lugar de servicios básicos, reparto de dinero, en lugar de obras públicas, compra de votos con el propio dinero que pagamos todos nosotros.
Al final, el PEF 2022 traerá más incremento de la desigualdad social y la pobreza, puesto que el poco dinero repartido se cobrará con intereses a través del incremento de impuestos a los pobres. ¿No que primero los pobres?
Sí, los primeros en quedar fuera del presupuesto.