Mientras un aguacero intenso cae en la cabecera municipal de Mecayapan, alrededor de 30 mujeres y varios hombres indígenas hacen fila a las afueras de la tienda comunitaria Diconsa, que a decir de la señora Petra González Cruz, es el mismo escenario desde hace más de 3 semanas, mientras están a la espera de que llegue el maíz, sin embargo, el preciado grano de nueva cuenta no hace presencia y al parecer, hoy la historia se repetirá, pues en los pueblos de la Sierra de Santa Martha al sur de Veracruz, existe un gran desabasto de éste, por lo que es una problemática que aqueja a miles de familias de esta región. La historia se repite a lo largo del estado.
La escasez del maíz no es un problema que solo se vive en Veracruz, sino en todo el país, pues gracias a los diversos recortes presupuestales de los que ha sido víctima el sector agropecuario por parte del régimen de la Cuarta Transformación, la producción de maíz en México no superará los 24 millones de toneladas este año, una cifra significativamente menor a la prevista por el Gobierno Federal.
“Estamos aquí en la Diconsa mojandonos y esperando, porque dan más o menos precio, las camionetas que vienen a vender de fuera dan la costalía de maíz (50 kilogramos) en $500, pero ni siquiera está bien pesada, vienen de a 45 o 47 kilos. Pero aquí en la Diconsa ya tiene 3 semanas que no llega, y aún así, diario se forma la pobre gente. Nos afecta mucho este desabasto; nuestra gente se está yendo, se está migrando más que nunca. Aquí en el municipio las casas se están quedando solas, muy tristes; no hay trabajo, no hay ni maíz para comer”. “Porque no les alcanza el dinero para comprar comida, para comprar el maíz en el carro” destacó otra de las mujeres de la fila. “Eso debe ver el gobierno, que sí se produzca el maíz para que llegue a los almacenes, porque nuestra gente está sufriendo, algunos ya no comen”.
Cientos de hectáreas de cultivo de la región se han quedado yermas por la falta de recursos de los agricultores para continuar sembrando; sus propietarios y trabajadores han tenido que emigrar a otros estados o incluso a otro país como Estados Unidos o Canadá para buscar el sustento de sus familias. Este fenómeno se ha vuelto más agudo a consecuencia del poco o nulo apoyo que los agricultores han recibido por parte del gobierno, por los recortes a los programas ya establecidos en apoyo al campo, o por el cambio radical que se les ha dado a éstos que los ha obligado a cambiar su forma de trabajar y hasta su tipo de cultivo.
Petra, narra mientras se esconde en el filo de un techo para evitar la lluvia, que acudió a solicitar despensas ante el DIF Municipal para aquellas familias que se han visto más afectadas, no obstante, estos apoyos alimentarios no han llegado a su destino y la institución ha optado por entregar los escasos apoyos a sus empleados. Y a pesar de haber solicitado en repetidas ocasiones programas sociales del Gobierno Federal, no han recibido nada.
“Apenas hace un año que no vinieron a censar a algunas mujeres para recibir los programas de tandas para mujeres emprendedoras, pero los programas nunca llegaron. Cuando menos que les llegara un apoyo, una despensa porque la verdad, algunos se quedan sin comer, ni Maseca nos llega, ¿Qué va comer nuestra gente? y los niños lloran porque no tienen qué comer. Aquí el gobierno nada más está apoyando a los jóvenes con Construyendo el Futuro, pero eso no es construyendo, es destruyendo, porque nomás cobran y se lo gastan en la cantina. Y sí están apoyando a algunos señores agricultores, pero no los apoyan para la milpa, pura planta que sembraron pero eso nomás nos afecta, ahora ya casi no hay maíz y con tal de recibir el apoyo, los campesinos ahora siembran pura planta”.
Las esperanzas de que llegue el cargamento de maíz se van haciendo más escasas que el propio, sin embargo, la gente continúa en la fila y como empeño a su palabra, Petra agrega “Antier se murió un chamaquito, su mamá no tiene recursos, está encamada, anduvieron pidiendo al DIF Municipal que les ayudara pero nunca se les apoyó. El niño se murió de hambre. La verdad es que está muy dura la situación ahorita, le pediría al gobierno que tan siquiera mandaran a alguien para que vean que no estamos mintiendo, que vean cuántas gentes estamos haciendo cola y no hay maíz. Abajo del agua estamos, ya se fueron varios porque está fuerte la lluvia. Nuestro pueblo se está quedando vacío y hay algunos que no tenemos para donde ir”.
El gobierno de la 4T no dispone de una política para estimular la inversión en el campo, ni mucho menos proyectos para aumentar la producción agrícola sustentable en nuestro país. Contrario de lo que asegura el presidente López Orador, en los últimos años, el campo ha sufrido severas reducciones presupuestales, el burocratismo de los programas del Bienestar los hace complicados para las personas más humildes, tanto que los propios campesinos y jornaleros prefieren no solicitarlos. Por último, no está demás agregar que para el Presupuestos de Egresos de la Federación 2022, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, (Sader) tan solo dispondrá de 53 mil 88 millones de pesos, lo que equivale a una reducción de presupuesto de 7.7% con respecto al presupuesto del 2021.
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