Sin ciencia, no hay progreso. Pero, para hablar de un avance real e inclusivo en las disciplinas científicas, estas deben ser accesibles para todos y todas, incluyendo a las niñas y las adolescentes.
Las limitaciones que tienen las mujeres para desarrollar una carrera profesional STEM (alguna vinculada a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) empiezan desde la infancia. Por ello, es importante generar espacios y estímulos que exploten su curiosidad.
Con esta finalidad, una de las iniciativas que contribuyen con la popularización de la ciencia en los escolares ha sido la Feria Eureka que el Concytec desarrolla todos los años. La última edición fue quizás una de las más llamativas: de los 9 proyectos ganadores, 8 fueron presentados por mujeres.
En este reportaje, conoceremos las investigaciones de cuatro de ellas, quienes pudieron identificar problemas que aquejaban a sus respectivas comunidades y plantear soluciones innovadoras frente a estos.
Maira Cruz Orue – Apurímac, 17 años
Cuando Maira Cruz pasaba el tiempo ayudando a sus abuelos agricultores en Apurímac, a menudo escuchaba frases como “no hay que ponerle mucho fertilizante al suelo porque le puede pasar algo”. Esto despertó su curiosidad y decidió investigar qué era ese “algo” que podía hacer que las tierras donde su familia cosechaba se deterioran.
Así, a los 17 años inició el proyecto que, a través del análisis del intercambio catiónico (CIC), el pH, la conductividad eléctrica y el porcentaje de sodio intercambiable (PSI), logró determinar cuáles eran las condiciones del suelo de su comunidad al entrar en contacto con los fertilizantes.
“Aquí en mi región, en mi distrito y en todo el Perú, la agricultura es una fuente principal de la economía. Con este proyecto, tú puedes detectar cómo está tu suelo, en qué nivel está, si es bueno, si está malo, si es regular, qué es lo que hay que hacer”, explicó la ganadora del primer lugar en la categoría Indagación Científica.
De esta manera, Maira espera unirse a la larga lista de mujeres que han escrito su nombre en la historia de la ciencia. Para ello, es consciente que tanto ella como sus pares deben enfrentarse estereotipos que las minimizan. “Si seguimos con estas ideas retrógradas, vamos a llegar a nada porque en conjunto, trabajando en equipo, se pueden lograr grandes cambios, grandes decisiones por un país mejor”, afirmó.
Ariana Arroyo Salazar – Junín, 16 años
La ciencia no solo se limita a la ingeniería, la química o la medicina. Las ciencias sociales son campos de estudios que le permiten a las niñas explorar los fenómenos que ocurren en sus comunidades e intentar encontrarles una solución.
Tal fue el caso de Ariana Arroyo, quien con 16 años, se hizo con el premio al mejor proyecto de Indagación Cualitativa de la Feria Eureka 2020 con su proyecto “Violencia contra la mujer en el Perú durante la pandemia COVID- 19″.
En conversación con RPP, la estudiante afirmó desde Junín, que el ver en televisión el caso de un juez que agredió a su pareja la inspiró a investigar este lastre que afecta seriamente a nuestra sociedad y aseguró que “el maltrato contra la mujer siempre lo vamos a ver si no decidimos mejorar”.
“A través de mi proyecto, muestro cómo se ha incrementado los casos de violencia contra la mujer tras el confinamiento por la pandemia. El componente estructural, es decir, la sociedad machista en la que vivimos y el aislamiento que el mismo confinamiento han causado un entorno muy importante para que sucedan este tipo de hechos, pues la víctima no puede recurrir a nadie”, concluyó.
Alexandra Lima Quispe – Junín, 19 años
¿Cómo convertir el residuo más contaminante de la industria cafetalera en un insumo de inmueblería? Alexandra Lima de 19 años y ganadora del primer lugar en la categoría Alternativa de Solución Tecnológica, pudo resolverlo.
En el anexo del Alto Yurinaki, localidad donde vive en Junín, el 90% de personas se dedica al cultivo de café. No obstante, esta actividad produce un desecho que, mal gestionado, puede llegar a contaminar el suelo, el aire, el agua e incluso afectar a la flora y la fauna de la región. Este desecho es la pulpa de café.
A partir de este residuo, Alexandra elaboró una mezcla que, al ser moldeada correctamente, puede ser utilizada como recurso que reemplaza a la madera. De esta manera, los ecotableros son una alternativa que reutiliza restos dañinos para el medio ambiente y que podría ayudar a reducir la tala ilegal en su comunidad.
Alexandra no está de acuerdo con la creencia de que la ciencia sea solo para varones. “Las mujeres también somos capaces de poder realizar este tipo de proyectos y yo soy un claro ejemplo de ello. Todos somos iguales y tenemos las oportunidades de estudio y también de trabajo”, apuntó la estudiante.
Estrella Esquivel Romero – Apurímac, 15 años
Uno de los proyectos que buscan darle respuesta a los problemas causados por la pandemia -por medio de herramientas tecnológicas- fue el de Estrella, quien con 15 años ocupó el segundo lugar de su categoría por crear un dispositivo que mide la saturación de oxígeno y la temperatura corporal.
“Mis padres cuentan con un establecimiento en la ciudad de Chalhuanca, que a diario tiene una afluencia no menor a 200 personas. Por su seguridad y la de los clientes, siempre se toma la temperatura además de cumplir con todos los protocolos dispuestos por el Estado. Es por ello que nace la idea”, expresó desde Apurímac.
Al registrar estas variables, el sistema denominado OSTEC puede contribuir a detectar posibles casos COVID-19, para luego enviar la información a una base de datos en la nube. De esta manera, es posible hacer un seguimiento en tiempo real a pacientes que puedan tener el virus en su organismo.
Así como las demás ganadoras, Estrella también tiene claro que tanto los hombres como las mujeres tienen las mismas capacidades. “La ciencia no tiene género ni discrimina, así que incentivo a esas soñadoras y soñadores que, si tienen una idea que pueda cambiar algo que nos parece mal, pues pongámosla en práctica y hagamos un cambio para nuestro país”, señaló.
Mujeres de Cambio es una campaña organizada por RPP que busca transmitir la necesidad de tener más mujeres empoderadas desde pequeñas, que logren alcanzar sus sueños, que rompan los estereotipos y que estén mejor representadas.
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