Después del presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), el siguiente hombre con mayor fuerza en el Poder Legislativo es el titular de la Secretaría General, por el control que ejerce de los recursos financieros y de toda la estructura administrativa del Congreso local.
En la LXV Legislatura saliente, el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, quien desde noviembre de 2018 preside la Jucopo, ha venido compartiendo el poder con Domingo Bahena Corbalá, un expanista que en la elección de hace tres años renunció al partido blanquiazul que lo había hecho alcalde de Jáltipan y legislador para treparse al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que con inéditas votaciones históricas llevó a su líder fundador Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República y a Cuitláhuac García a la gubernatura de Veracruz.
Bahena en la entidad, como Germán Martínez Cázares en el gobierno federal, fue uno de los pocos ex panistas que fueron muy bien recompensados por el nuevo régimen de la 4T. Al michoacano, ex dirigente nacional del PAN, le dieron una senaduría plurinominal y luego, el 1 de diciembre de 2018, fue nombrado director general del IMSS, cargo al que renunció a los escasos seis meses, en mayo de 2019, molesto porque la actual titular del SAT, Raquel Buenrostro, a la sazón Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda, recibió la encomienda del presidente López Obrador de comprar todos los medicamentos del Sector Salud. Martínez regresó a la bancada de Morena en el Senado, pero hace un par de semanas se declaró senador “independiente” y hoy es un férreo opositor a la reforma eléctrica obradorista.
En el Congreso local, Bahena tampoco ha sido muy leal con el diputado Gómez Cazarín, pues parece haberle ocultado un serio problema de índole personal que pone en entredicho su honestidad y que desde hace tres años sigue dirimiéndose en el Juzgado Cuarto de Primera Instancia de Xalapa, cuyas diligencias se han retrasado porque el ex panista ha echado mano de sus influencias como Secretario General del Congreso del Estado para eludir su responsabilidad civil. Los actuarios, por ejemplo, tardaron en notificarle porque el personal de seguridad les negaba el acceso al Palacio Legislativo y a su domicilio particular en el exclusivo fraccionamiento Las Cumbres, de Las Ánimas.
De acuerdo con el expediente número 681/2018, a Bahena le están reclamando el pago de más de 808 mil pesos por 38 meses de renta –más otros 18 mil pesos por pago de servicios de agua y luz– que hasta ahora adeuda a los dueños de una bodega ubicada en la colonia Rafael Lucio, muy cerca de la sede del Poder Legislativo, la cual ocupa desde el 1 de diciembre de 2017, luego de que se la traspasó Asael Alor Hernández, uno de sus presuntos socios que aparecía como representante de la empresa Gottigen Latinoamérica, S.R.L. de C.V., con domicilio fiscal en Coatzacoalcos. Alor la había arrendado el 1 de marzo de 2015.
¿De veras ignorará el diputado Gómez Cazarín en qué lío legal está metido el operador administrativo y financiero del Congreso local? Así, difícilmente Domingo Bahena será ratificado como Secretario General en la LXVI Legislatura que entrará en funciones el 5 de noviembre próximo.
El penoso caso de Bahena Corbalá viene a confirmar lo dicho por el escritor y consejero nacional de Morena, Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica (FCE), quien hace un par de semanas, en el programa de televisión por internet “Diálogos en torno al Consejo Nacional”, moderado por el académico John Ackerman, también morenista, hizo duras críticas a su partido por haberle abierto las puertas a militantes corruptos y convenencieros procedentes del PRI y del PAN.
“El concepto ganar se modificó y ahora llevamos al poder a sapos de notable envergadura. Llegaron priistas y panistas que se corrompen en 24 horas. Son sapos que si les das dos besos ingresan a Morena”, dijo el polémico escritor en el foro preparado por la Secretaría de Organización del partido obradorista.