Nubes tóxicas que invaden los cielos de la Paz en Baja California; contaminación por cobalto en personal de Laguna Verde, en Veracruz; y la declaratoria de contingencia ambiental en Salamanca, Guanajuato son sólo algunos de los casos que se han tratado de ocultar pero que sólo confirman que el gobierno de Morena intenta imponer un monopolio caro y contaminante a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El gobierno pretende enfrentar la próxima crisis energética mundial volviendo a un proceso ya superado en la mayor parte del mundo: la generación de energía a partir del combustóleo y restos fósiles, una de las principales fuentes de contaminación del planeta.

Las plantas de energía eléctrica que utilizan combustibles fósiles ocupan el primer lugar de emisiones en México. Según cifras oficiales, durante el año pasado, el 69% de la energía disponible en el país fue producida en centrales con quema de combustibles fósiles. El resto se generó con plantas hidroeléctricas (16%), geotérmicas (1.2%), por nuclear (2%), solar (4.3%) y eólica (7.5%).

Sin embargo, la reforma energética promovida por el Presidente pretende romper este frágil equilibrio y eliminar prácticamente toda la generación de energías renovables, dejando a la CFE como único proveedor de electricidad basada en combustóleo y fósiles, justificando la creciente demanda internacional de petróleo.

El problema radica –más allá de las implicaciones económicas, jurídicas y de mercado internacional- en que la empresa que más contamina es la única que podrá proveer de electricidad a los mexicanos, ya que el despacho de energía dará prioridad a la generada por la CFE.

Este fin de semana, medios de comunicación nacionales testimoniaron como una “serpiente de humo” que escapa de la Central Termoeléctrica Punta Prieta y de la Central de Combustión Interna de la CFE en Baja California Sur se puede ver a todas horas del día.

La emisión de compuestos tóxicos es tan grave que hasta las emblemáticas estatuas del malecón tienen que usar cubrebocas, suelen ironizar organizaciones de la sociedad civil agrupadas en la Alianza Ciudadana por la Calidad del Aire. (“Nubes toxicas asfixian a La Paz; habitantes respiran emisiones de dos centrales eléctricas”, Excélsior, 10/10/21).

Estos monstruos de acero destartalado, cita el artículo, escupen al año de sus chimeneas 23.8% del total de la contribución nacional; 171 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), 157 mil toneladas de metano (CH4) y 284 mil toneladas de dióxido de nitrógeno (NO2), lo que genera el efecto invernadero a nivel global.

Pero no son las únicas. Con mucha frecuencia, las ciudades de Salamanca e Irapuato, en Guanajuato, han tenido que decretar contingencia ambiental debido a los altos niveles de concentración de contaminantes por el uso de combustóleo en los procesos productivos de la Central Termoeléctrica de Salamanca y de la Refinería Ingeniero Antonio M. Amor.

Las autoridades estatales de la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT) confirmaron que las emisiones dióxido de azufre se han incrementaron hasta siete veces más que el promedio en esas ciudades.

Hace unos días, también fuimos enterados por los medios que en noviembre de 2020, personal de la Central Nuclear de Laguna Verde sufrió contaminación por isótopos radioactivos Cobalto-60, Cobalto-58 y Potasio-40, de acuerdo con un reporte oficial de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (CNSNS).

La investigación de Seguridad Nuclear y Salvaguardas finalizó en enero de 2021, con la publicación del OR-040/20-LV, en donde exhibió que los obreros presentaron contaminación de 3000 centelleos por minuto (CPM) en mejilla y de 200 CPM en nariz el 18 de noviembre. (“Cobalto contaminó a personal de Laguna Verde, revela investigación”, Al Calor Político, 06/10/21).

Debemos estar para un nuevo embuste. La escasez de gas natural en el mundo impulsaría aún más los precios del petróleo, los cuales se sitúan por arriba de los 80 dólares por barril, cotización no vista desde el 2018, provocado por la falta de oferta en el mercado internacional. Es decir, el gobierno de la 4T tendrá más ingresos por venta de petróleo como resultado del mercado internacional y no de su reforma energética.

México no está en un falso debate respecto de elegir entre el cardenismo y el neoliberalismo. Lo que está en juego es construir un país con energías limpias y más baratas o la imposición ideológica de un gobierno que insiste en volver al pasado imponiendo un monopolio caro y contaminante.

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