La realidad virtual (RV) afecta de forma distinta a niños y adultos, al cambiar sus pautas habituales de movimiento cabeza-torso, lo que puede tener efectos en la coordinación motriz de los más pequeños, revela un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).
El estudio, hecho público hoy, se ha llevado a cabo probando juegos de realidad virtual inmersiva (con casco y gafas) en niños y en adultos, y ha mostrado sorprendentes resultados, inversos a las ideas hasta ahora concebidas respecto al sistema psicomotor.
Durante años se ha considerado que un niño de corta edad no ha conseguido desconectar los movimientos de su cabeza con los del torso y brazos, y manejan por ello su cuerpo superior a partir de la cintura como un todo rígido.
Los adultos, por contra, ya saben desconectar plenamente los movimientos de cabeza y torso, como se ve por ejemplo cuando conducen un vehículo y pueden girar su cuello para mirar a un lado sin que ello afecte a la conducción.
El estudio de EPFL muestra, sin embargo, que en un juego de realidad virtual sencillo, se invierten los papeles y los adultos no tienen problemas en usar su cuerpo de cintura para arriba como un todo rígido, mientras los niños más pequeños tienden a separar sus movimientos de cabeza y torso.
Los experimentos muestran que los niños tienen por ello problemas con juegos en los que deben mover de la misma forma torso y cabeza para simular giros.
Estas pruebas “muestran que la realidad virtual inmersiva puede interrumpir la estrategia de coordinación predeterminada de los niños”, destacó la autora del estudio, Jenifer Milbradt, quien está realizando un posdoctorado en EPFL
La investigación mostró por otra parte, según EPFL, que la coordinación entre cabeza y tronco no está plenamente madurada hasta los 10 años (hasta ahora se consideraba que ya alcanzaba esa madurez hacia los 8.
El estudio, subrayó Milbradt, podría tener efectos a la hora de aplicar la realidad virtual en niños, ya que no sólo se utiliza con fines recreativos, sino también en casos de rehabilitación o de tratamiento psicológico, por ejemplo contra fobias o traumas.
“La diversidad de escenarios que se pueden crear y el aspecto lúdico que se puede incorporar a actividades que de otro modo serían engorrosas hacen que esta tecnología sea atractiva para los niños, pero debemos ser conscientes de que la RV puede alterar su estrategia de coordinación”, advirtió Milbradt.
Forbes