Así como en el momento de mayor poderío del PRI el Grupo Estado de México o Atlacomulco era el principal financiador y operador electoral del partido tricolor en las entidades del país, ahora, en el régimen de la 4T, ha surgido el llamado Grupo Tabasco, encabezado por el gobernador con licencia Adán Augusto López, flamante secretario de Gobernación.
Igual como solía operar el grupo político mexiquense para apoyar principalmente a los candidatos priistas a gobernadores y Presidentes de la República, nos dicen que en las elecciones locales y federales de junio pasado también los operadores electorales dirigidos desde la ciudad de Villahermosa recibieron maletas de dinero en efectivo y maniobraron con estructuras paralelas a las de Morena en varias entidades, entre ellas Veracruz, donde algunos abanderados del partido guinda como Ricardo Ahued y Amado Cruz Malpica, alcaldes electos de Xalapa y Coatzacoalcos, respectivamente, jamás supieron cómo fue que aplastaron con una altísima y sorprendente votación a sus principales oponentes David Velasco Chedraui y Carlos Vasconcelos Guevara, de la alianza opositora PAN-PRI-PRD.
En Veracruz, además, el morenismo avasalló también a la oposición en las elecciones de diputados locales y federales. Por ejemplo, de las 20 diputaciones de mayoría relativa al Congreso de la Unión que se disputaron en la entidad, una la ganó la panista Maryjose Gamboa en el puerto de Veracruz y otra Pepe Yunes Zorrilla, del PRI, en el distrito electoral de Coatepec.
El Grupo Tabasco estaría conformado por empresarios y políticos afines al obradorismo aunque no afiliados formalmente a Morena. Algunos de ellos estuvieron vinculados en el pasado reciente al partido tricolor e inclusive a los gobiernos de Acción Nacional. Por supuesto que ahora su interés principal apunta hacia la sucesión presidencial de 2024, que coincidirá con la elección de los gobernadores de Tabasco y Veracruz, entre otros.
Sobra decir que obviamente su candidato para suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador es Adán Augusto, en caso de que la Jefa de Gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum, no logre sumar a su cantada candidatura al senador Ricardo Monreal y al canciller Marcelo Ebrard, pues sobre todo el líder del Senado ha venido advirtiendo sobre una potencial ruptura interna en Morena si no se les garantiza “piso parejo” a los demás aspirantes a la nominación presidencial.
Hace una semana, casualmente, el secretario de Gobernación reunió a Sheinbaum y a Monreal, con quien ya se había reunido a principios de septiembre, en cuanto asumió la titularidad de la Segob. Sobre su encuentro con Adán y la jefa del gobierno capitalino, el zacatecano expresó que “nos reunimos con madurez política y altura de miras en torno al proyecto del presidente López Obrador”.
“Sin la unidad no habría posibilidades de mantener el rumbo de la transición política que vivimos. La unidad es indispensable. Sin apertura en Morena, habrá ruptura”, amagó Monreal, quien reiteró su aspiración presidencial: “Estoy preparado, estoy en la plenitud de mi lucidez, de mi inteligencia y de mi experiencia. Y creo que puedo profundizar el cambio y esta transición política que inició el presidente López Obrador. Puedo ser el mejor y el más auténtico continuador de este proceso democrático que está viviendo México”.
Con su discurso y actitud de conciliación que hasta ahora ha mostrado Adán Augusto López tanto entre los aspirantes de Morena a la Presidencia de la República como con la oposición en el Congreso de la Unión como lo hizo sentir en su reciente comparecencia con motivo del tercer informe de gobierno de su viejo amigo y jefe político, a nadie le queda duda que en caso de que efectivamente la candidatura de Sheinbaum no prenda ni unifique a sus principales adversarios internos, el secretario de Gobernación sería el as bajo la manga del presidente López Obrador.
Y es que al igual que la Jefa de Gobierno de CDMX, que está más identificada y es apoyada por el ala radical de Morena, el gobernador de Tabasco con licencia contaría aparentemente también con el apoyo de las corrientes partidistas moderadas y con los partidos aliados del obradorismo, como el PT y el PVEM, que simpatizan más con Monreal y Ebrard.