En 2024, treinta años después, el canciller Marcelo Ebrard estaría por repetir la misma experiencia amarga de su tutor político Manuel Camacho Solís, quien, al igual que él, no sólo ocupó también la Secretaría de Relaciones Exteriores sino que en 1994 quiso suceder en la Presidencia de la República a su amigo y jefe Carlos Salinas de Gortari.
Como se recordará, la sucesión de ese año inició en enero con el alzamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en Chiapas, y quedó marcado con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, cuya candidatura fue construyendo Salinas desde el inicio de su sexenio, mandando primero al sonorense a la dirigencia nacional del PRI y luego creándole la Secretaría de Desarrollo Social. Pero tras el crimen de Colosio el candidato sustituto no fue el canciller salinista –quien para entonces había renunciado a la Cancillería para desempeñarse como coordinador para el Diálogo y la Reconciliación en Chiapas– sino Ernesto Zedillo, quien había dejado la Secretaría de Educación Pública para coordinar la campaña priista.
oy por hoy Ebrard, como Camacho con Salinas, es uno de los colaboradores de más confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo la percepción generalizada hasta el momento es que la candidata preferida del tabasqueño para sucederlo en el poder es la Jefa de Gobierno de Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, a la que AMLO sigue llevando de la mano.
Este martes, por ejemplo, la mayoría de los periódicos capitalinos difundieron la fotografía sobre la reunión que el día anterior sostuvo el ex gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, flamante secretario de Gobernación, con Sheinbaum y el senador Ricardo Monreal, quien sobre dicho encuentro expresó que “nos reunimos con madurez política y altura de miras en torno al proyecto del presidente López Obrador”.
“Sin la unidad no habría posibilidades de mantener el rumbo de la transición política que vivimos. La unidad es indispensable. Sin apertura en Morena, habrá ruptura”, advirtió el zacatecano, quien entrevistado este domingo 26 en San Luis Potosí, a donde acudió a la toma de posesión del nuevo gobernador potosino Ricardo Gallardo, del PVEM, reiteró su aspiración presidencial: “Estoy preparado, estoy en la plenitud de mi lucidez, de mi inteligencia y de mi experiencia. Y creo que puedo profundizar el cambio y esta transición política que inició el presidente López Obrador. Puedo ser el mejor y el más auténtico continuador de este proceso democrático que está viviendo México”.
Y es que el grupo de Sheinbaum acusó al de Monreal de haber operado en contra durante las elecciones de junio pasado en la Ciudad de México, donde Morena perdió 9 de las 16 alcaldías, entre ellas la de Cuauhtémoc, la que el zacatecano gobernó del 1 de octubre de 2015 al 13 de diciembre de 2017. Además Morena, que en 2018 había ganado 31 de las 33 diputaciones locales de mayoría relativa, ahora perdió 13 ante la alianza opositora PAN-PRI-PRD.
El domingo 12 pasado, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard coincidieron en Zacatecas, en la toma de protesta como gobernador de David Monreal, hermano del líder del Senado. Ahí, ambos signaron un pacto no escrito de apoyarse mutuamente rumbo a la sucesión presidencial de 2024, en un tácito rechazo a la cantada candidatura de Sheinbaum.
Pero el martes 14, en su conferencia mañanera de Palacio Nacional, López Obrador calificó con MB, de “Muy Bien”, el desempeño de Sheinbaum al frente del gobierno de CDMX. Y en alusión a los “amigos” Monreal y Ebrard, el Presidente dijo que hay otros servidores públicos que también han obtenido esta calificación, pero “Claudia, de primera”, remarcó.
Y este viernes 24, en una gira por Xochimilco donde hizo un balance del programa Jóvenes Construyendo el Futuro en dicha alcaldía capitalina –su primer acto de supervisión de programas federales en la Ciudad de México durante este año–, el Presidente elogió a Sheinbaum, definiéndola como una mujer trabajadora, honesta y con convicciones. “Me aligera la carga, ella me representa muy bien”, afirmó.
A su vez, la Jefa de Gobierno capitalino correspondió al elogio del Ejecutivo federal: “Tuve el gran honor que usted dijera que está representado aquí en la Ciudad de México, pero en realidad usted nos representa, señor Presidente, es el anhelo por el que luchamos. No se nos olvida de dónde venimos y por ello no se nos olvida dónde estamos, lo que representa la transformación”.
Ante este escenario adverso para Ebrard, algunos líderes y militantes del PRI y PAN han empezado a deslizar la posibilidad de postular al canciller por un frente amplio opositor en caso de que Morena le negara la candidatura presidencial.
¿Se atreverá Marcelo a desafiar a su jefe político López Obrador o se disciplinará como en su momento lo hizo su mentor político Camacho Solís, pese a que sus simpatizantes le insistían en renunciar al PRI y ser postulado por la oposición?
Camacho no aceptó quizá temeroso de correr la misma suerte de Colosio. Y cuando por fin decidió renunciar al partido tricolor, su popularidad se había desinflado. Cinco años después, en 1999, anunció la fundación del Partido de Centro Democrático que al año siguiente lo postuló a la Presidencia, pero en esa elección apenas recibió el 0.6 por ciento de los votos.
¿Con el empoderamiento que han tenido los cárteles criminales en este sexenio –los cuales operaron abiertamente en las elecciones de junio para Morena en algunos estados, según acaban de denunciar en Washington, ante la OEA, los dirigentes nacionales del PAN, PRI y PRD–, Ebrard se atrevería a desafiar al régimen obradorista? Ya lo sabremos en dos años a más tardar.