Entre risas y apurando un café, el historietista Pavel Ortega comparte que el amor por la gráfica está en el ADN de la humanidad y es casi tan visceral como nuestro instinto de conservación; e incluso se permite recordar las palabras del antropólogo Roger Bartra, en su libro “Puros cuentos”, en donde habla del cómic nacional: “los mexicanos leerán historietas o no leerán nada”.

En entrevista para AvcNoticias, Pavel Ortega, padre Danka, Nina y el Señor K. platicó sobre la corrección política en tiempos de la cancelación, cómo trollear a un hater con estilo, el arte independiente en medio de una pandemia y compartió además cómo surgió su programa de radio “Entre viñetas”.

El cómic no es un género menor

Pavel Ortega, además de ser dibujante es titiritero y dramaturgo, combinación que suele llamar la atención, pues todas estas artes tienen aparentemente lenguajes diferentes. Al respecto, el artista comenta que en realidad los grandes pintores, cineastas y dramaturgos tienen en común que narran historias.

“El hecho de que narres algo significa que escribes, aunque parezca que no, de hecho, las películas mudas también tienen mucho de texto. Lo que pasa es que en el cine es que no se cuestiona que hay texto ahí, cuando ves una película no decimos “hay un guionista ahí”, aparecerá un guionista en los créditos finales de la película. Lo mismo ocurre con la narrativa gráfica, hay veces en que el dibujo no es tan preciosista, pero como te lo narra, como vamos viendo las imágenes secuenciadas, cómo hacen las transiciones, que a veces son muy cinematográficas, pero te están contando algo”.

No obstante, Ortega comenta que las similitudes entre las diversas artes no se suelen enseñar, porque “de entrada el cómic siempre ha sido considerado como un arte menor y eso también me choca un poco porque digo “arte menor, ¿por qué?”, es un arte, podrá ser bueno, podrá ser malo, una cosa o la otra, pero no lo disminuyas”.

México llega tarde a todo: tradición y barreras del cómic

Aunque el cómic siempre ha sido relegado como un género menor, es notable en últimas fechas un considerable auge dada la industria cinematográfica que ha estada interesada en llevar a las pantallas historias de superhéroes, el historietista opina que en el caso de México “llega tarde a todo” y a los artistas gráficos les cuesta más trabajo porque la sociedad no valora la tradición del cómic que hay detrás, pues en nuestro país desde el siglo pasado las historietas eran leídos por mexicanos:

“Para mi fortuna yo reconozco todo el trabajo del que abrevo, la obra de Rius, los moneros de la Jornada, Germán Butze, y es importante reconocer esa memoria porque en base a eso nosotros podemos cimentar algo. Si tú me hablas, por ejemplo de un Asterix, un Astroboy o de Dragon Ball son personajes que han calado muy bien, antes de calar en el extranjero, en sus propios países. Nosotros aquí no tenemos eso”.

Ortega no limita sus reflexiones sobre el cómic a encuentros para tomar café, como en este caso, sino que en su obra es perceptible la exploración del género dentro de las mismas tiras que comparte en redes sociales. Como explicación de esto, el historietista comenta simplemente que el “cómic me parece maravilloso” y que contrario a otras artes, el cómic todavía da libertad a su creador.

“La gran ventaja del cómic, a diferencia del cine por ejemplo, es que el cómic todavía puede ser muy de autor,todavía tiene la oportunidad de que tú con tus medios, solo en tu casa, con una hoja de papel, un lápiz y un escáner, ya tienes para poder subirlo y que te lean, en cambio para hacer una película, por muy pobre que sea necesitas un presupuesto, una inversión, un productor, algún producto que quiera anunciarse…El cómic no, es muy libre, por eso se le mira con recelo”.

Agitar un poco el avispero: autocensura y humor

Si bien al artista gráfico le parece que el cómic es libre, como cualquier arte en este tiempo se enfrenta a la corrección política so pena de la temida cancelación. En ese sentido, Ortega comenta que en este tema tiene que ver mucho el público al cual se busca conquistar, pues “obviamente que sí hay gente que hace chistes muy punks, muy fuera de lugar, chistes incorrectos y le está hablando a ese tipo de gente”, incluso hay gente que vive de generar polémica y añade risueño “e incluso llegan a ser presidentes, como nuestro vecino del norte”.

Sin embargo, en el otro lado de la moneda, hay gente “que entiende, que va viviendo los cambios y que va evolucionando conforme va evolucionando la sociedad y que entiende que a lo mejor hay que cortar ciertas cosas… Tienes que poner un filtro, porque sabes que puedes ofender a cierto tipo de gente, a tal sector de la sociedad, que tampoco es que vamos a ponerle censura a todo y vamos a tacharlo todo. Lo que sí, es que el vocabulario hay que cuidarlo un poco”.

En su caso como artista gráfico, Ortega comparte que se autocensura mucho y que incluso ha evitado publicar ciertas tiras por eso, aunque también reconoce que de vez en cuando le gusta “mover un poco el avispero”.

El termómetro para saber cuándo sí es o no conveniente la publicación es similar, explica el historietista, a si te invitan a una casa que no conoces y comienzas a contar chistes “inapropiados”, que quizá te parezcan graciosos, mas los dueños de la casa podrían pensar que estás hablando en serio “y quién sabe qué piensen de ti”, así que hay que medirse.

Finaliza esta reflexión Ortega asegurando que “la gente en las redes también tendría que hacerlo, no solamente los que hacemos historietas, la gente debería medir un poco lo que publica o no en sus redes sociales”.

Danka y Nina: no soy feminista

La historia de Danka definitivamente ha sido un parteaguas en la carrera del dibujante. Ortega lo describe como todo un “viaje” y hasta comenta divertido como hay gente que lo acosa en redes sociales porque piensa que es una chica la que escribe la novela gráfica. Sin embargo, un comentario usual que suele recibir con desconcierto es cuando lo califican de “feminista”, por escribir una novela desde una perspectiva femenina.

“Yo no me considero feminista, así como no me consideraba Nazi cuando escribí el Señor K, mucha gente no lo entendió y por eso dejé de dibujarlo. Y en caso de Danka, ha sido una cuestión muy natural, decir bueno esta es la realidad, los hombres nos comportamos así, si somos un poquito mala onda, así como algunas chavas, es cosa de buscar la paridad, no poner a alguien por encima de otros, que yo siempre lo buscado en mi vida privada”.

Otro personaje femenino que ha gustado mucho al público es Nina, la cual reconoce el creador es el personaje que más cercano siente a él. Comenta además el origen tan simpático del personaje, el cual surgió para trollear a un hater, quien constantemente le hacía comentarios como “el chiste qué onda, se descarga a parte o qué”, frases que retomó para Nina y el hater, al verse evidenciado dejó de molestar “fue genial” confiesa triunfante. La sinceridad y transparencia de Nina gustó tanto al público que el artista decidió continuar usándola y aprovecha para “soltarse el cabello” y decir algunas de las cosas que piensa.

“Nina es muy parlanchina, como yo, salen las cosas un poco sin filtro y como que a la gente le gustó, yo creo que porque es muy sincera y dice las cosas así como las piensa, es muy auténtica. Con otras tiras cómicas, aunque me esforzaba mucho, sobre todo en el tema gráfico no han tenido la misma repercusión en redes que ha tenido Yo tuve infancia con Nina”.

Entre viñetas: emprendimientos en pandemia

La industria editorial mexicana ha sufrido, como otras industrias en el país de un decrecimiento preocupante, por ello artistas como Ortega tuvieron que recurrir a autoeditarse y “ vender nuestro trabajo directamente en convenciones de comics, en ferias del libro y claro con la pandemia esto era imposible”, comparte.

Sin embargo, lo positivo que salió de esta situación fueron las redes sociales, que permitieron a los artistas organizarse, mantener el contacto con sus fans y por supuesto darse a conocer. En ese sentido, el historietista tuvo la fortuna de que durante una entrevista el productor de la revista Sin Recreo le ofreciera un espacio en la radio para platicar sobre su debilidad: el cómic.

“Cuando estaba armando el proyecto de comic se lo comenté a dos o tres personas y me decían la pregunta obligada, ¿eres de marvel o de DC? Y yo decía “ de ninguno”, los dos son exactamente lo mismo… pero en el cómic hay muchos temas, hay cómic autobiográfico, periodístico, detectivesco, humor. Entonces preferí hacer un programa contrario al clickbait, si tienes un espacio no es para hablar de gente que ya sale en todos lados, sino darle voz a los que casi nadie ve, así que preferí hacer un programa con gente investiga en el cómic nacional y latinoamerica”.

Finalmente, el narrador gráfico da un consejo a todas las personas que tengan en mente un proyecto artístico independiente “La única forma de hacer las cosas es haciéndolas, que lo hagan, que no tengan miedo, yo sé que tienen miedo, pero que lo hagan, que aguanten un poco la crítica y un poco para aguantarla tienes que ser autocrítico. Por ejemplo, dibujar no es algo que se da de nacimiento, son cosas que se tienen que practicar mucho”.

“No se desanimen, persistan, si realmente encuentran aquello que quieran contar, van a encontrar un público seguro, siempre hay alguien que va a consumir todas las locuras que hagan, mírenme a mí (risas), aquí hay gente que lee lo que hago, que escucha lo que hago. No tengan miedo, avientense al vacío para descubrir que tienen alas y que pueden volar”.

AVC

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