Difícilmente se podría entender la victoria de Morena en las elecciones municipales de Martínez de la Torre sin considerar el hartazgo de la población local con respecto a la actuación de sus actuales autoridades.
José de la Torre Sánchez está por terminar su tercer periodo al frente de ese ayuntamiento y los señalamientos por el abandono en que se encuentra el municipio son constantes.
En este lugar, zona centro-norte de Veracruz, la última obra más o menos importante se realizó al inicio de la pasada administración municipal, en el periodo del priista Rolando Olivares Ahumada y no fue gracias al Ayuntamiento, sino a las gestiones del entonces senador José Francisco Yunes; se trata del boulevard de acceso a la cabecera municipal.
Después de dicha obra, prácticamente nada importante.
El periodo del panista José de la Torre Sánchez pasó inadvertido; alguna pavimentación por aquí; una introducción de drenaje y alcantarillado por allá; o un domo en una escuela, pero en términos generales, nada que impresione.
El tercer periodo del panista simplemente no existió, porque en este lugar la autoridad municipal parece indiferente a las necesidades de la población.
No hay obra, pero sí irregularidades en el manejo del presupuesto: en su auditoría al ejercicio 2019, por ejemplo, el Órgano de Fiscalización Superior del Estado detectó presuntas irregularidades por montos millonarios.
En el informe de la revisión a dicha cuenta pública, el órgano auditor consigna 5 observaciones que hacen presumir la existencia de un daño patrimonial superior a los 22 millones de pesos, y todavía faltan las revisiones a los dos ejercicios siguientes, 2020 y 2021.
En este municipio citrícola, la gente se da cuenta de la falta de obra pública y también del impresionante progreso de los negocios del alcalde, una abarrotera y supermercados que se han consolidado en los últimos años.
El caso es que los negocios del edil florecen al mismo tiempo que el municipio se estanca.
Muy probablemente por ello, los electores martinenses dieron la espalda al partido del alcalde, cuya candidata, María de Jesús Martínez Díaz, ni siquiera llegó al 17 por ciento de la votación total.
Fue una masacre electoral: el candidato de Morena-Verde-PT, Rodrigo Calderón Salas, superó los 20 mil sufragios, 52 por ciento de los votos; la abanderada panista, poco más de 6 mil 300.
Por supuesto, el desgaste de un personaje que se ha enquistado en ese ayuntamiento no es el único factor que determinó el resultado: también habría que considerar el avance nacional y estatal de Morena; el impulso de la imagen de la figura presidencial a su partido; y la contribución del abanderado del Movimiento, Rodrigo Calderón, quien tuvo la posibilidad de trabajar su candidatura durante tres años. En ese lapso consolidó su presencia en el municipio y se fortaleció con un grupo de trabajo que incluye a personajes destacados en todas las áreas.
El morenista llega al cargo generando la percepción de que el cambio de rumbo en ese ayuntamiento no sólo era deseable, sino también necesario.
@luisromero85