Desde un punto de vista analítico, la forma de los huevos de las aves ha llamado la atención de matemáticos, ingenieros, arquitectos y otros científicos de disciplinas diferentes. Después de un desarrollo teórico de varios meses, investigadores de la Universidad de Kent encontraron una fórmula elegante y precisa para describir la forma de cualquiera en la naturaleza. La ecuación del huevo finalmente se hizo una realidad.
La geometría del huevo
Los investigadores de Kent tenían la premisa muy clara: querían encontrar la “forma perfecta” para representar matemáticamente un huevo. Específicamente porque, desde hace siglos, la geometría de estos objetos ha llamado la atención a nivel evolutivo de diversos científicos.
Esto es así porque los huevos son “lo suficientemente grandes como para incubar un embrión y lo suficientemente pequeños para salir del cuerpo de la manera más eficiente”. A nivel estructural, ésta ha sido considerada una proeza de la naturaleza, que ha sobrevivido casi sin modificaciones desde la época de los dinosaurios.
Para ello, se utilizaron cuatro figuras geométricas como base. La esfera, el elipsoide, ovoide y piriforme. Para que fuera universal, se consideran cuatro parámetros: longitud, anchura, desplazamiento del eje vertical y diámetro. Al momento, todavía falta derivar la ecuación del huevo para la última categoría. Sin embargo, la función a la fórmula del ovoide produjo un modelo matemático eficiente, aplicable a cualquier geometría de huevo existente.
¿Por qué es importante?
La ecuación del huevo tiene aplicaciones alimentarias, agrarias y biológicas. Incluso, según los científicos involucrados en el estudio, podría utilizarse para la arquitectura y la ingeniería mecánica. Además de describir matemáticamente un objeto biológico, se puede utilizar para optimizar los proceso de incubación de las aves.
De la misma manera, aseguran los científicos, se puede aplicar para “procesar, almacenar y clasificar huevos“. Así también, podría servir para optimizar el área de ciertas construcciones, de manera que puedan ahorrarse materiales y energía en su producción. Al respecto, Darren Griffin, profesor de genética en la Universidad de Kent e investigador principal de la investigación, explicó lo siguiente:
“Los procesos evolutivos biológicos como la formación de huevos deben investigarse para la descripción matemática como base para la investigación en biología evolutiva, como se demuestra con esta fórmula, que es universal y se puede aplicar en todas las disciplinas fundamentales, especialmente en la industria alimentaria y avícola, y servirá de impulso para futuras investigaciones inspiradas en el huevo como objeto de investigación”.
Otros científicos que no participaron en el estudio aseguran que la ecuación del huevo es una demostración de cuán relacionadas están las matemáticas con la biología. Visto de otra manera, es una forma de acercarnos a conocer el Universo desde un lenguaje compartido por todos los objetos existentes.
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