Este lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió con el diputado federal poblano Ignacio Mier Velazco, coordinador de la bancada de Morena, quien consideró viable la alianza legislativa con el PRI planteada en junio por el mandatario con el propósito de tener los votos necesarios para reformas legales y constitucionales.
“Nosotros lo que vamos a hacer es, por aproximaciones sucesivas, ir encontrando los acuerdos y los consensos para lograr los votos necesarios y sacar adelante los cambios.
“Se hará con aquellos que quieran la transformación de México; el Partido del Trabajo es un aliado nuestro y hablaremos con otros; el PRI es un partido de la socialdemocracia y se acerca mucho, fue el promotor en los procesos de nacionalización de la industria eléctrica y petrolera.Y tiene en su génesis una opción preferencial para que la representación del Estado garantice una cuestión de seguridad nacional de la industria energética, especialmente la eléctrica”, declaró Mier Velazco al salir de Palacio Nacional.
Por eso no fue casual que en el jaloneo previo a la instalación de la LXV Legislatura, en el que el bloque opositor –PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano– presionó para que Morena no se quedara con las presidencias de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política, Mier terminó cediendo la Jucopo al partido tricolor y no a Acción Nacional, el más enconado adversario del gobierno obradorista, contra cuyos más destacados militantes y aspirantes a la Presidencia de la República de 2024 el régimen de la 4T ha emprendido una feroz persecución a través de la Fiscalía General de la República (FGR) y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda.
Para colmo, este mismo lunes, también, se dio otro hecho en la Ciudad de México que ha puesto en duda la fidelidad del PRI al acuerdo aliancista pactado con el PAN y PRD en el proceso electoral de junio pasado por intermediación de líderes empresariales antiobradoristas.
Y es que tras la agresión de la que fueron objeto por policías antimotines que les impidieron su ingreso a la sede del Congreso local, a los alcaldes electos de la oposición se les hizo muy sospechoso que en el gobierno de la CDMX supieran sus intenciones y anticiparan sus movimientos, por lo que intuyen que en su grupo habría un “infiltrado”.
De acuerdo con algunas versiones periodísticas, las sospechas estarían apuntando precisamente hacia el priista Adrián Rubalcava, alcalde electo de Cuajimalpa, de quien dicen que tras participar en la conferencia de prensa conjunta que sus homólogos dieron a unas cuadras del recinto legislativo, a la mera hora decidió no acompañarlos a buscar una audiencia con los diputados locales.
Por ello es que hay quienes lo acusan de ser “oreja” de doña Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno y fuerte aspirante de Morena a la candidatura presidencial, por lo que aseguran que el resto de los alcaldes electos del PAN y PRD estaría considerando expulsar al priista de la agrupación.
¿Si esta alianza de facto entre Morena y el PRI se consolida en el Congreso de la Unión, se extenderá hasta algunas sucesiones estatales de 2024, como la de Veracruz, a cambio de que el obradorismo retenga la Presidencia de la República para consolidar la Cuarta Transformación? Es posible, pero dependerá mucho del perfil del candidato a gobernador. Obviamente no le entregarían la entidad a un panista vinculado con quienes se mofaron de López Obrador al decirle “viejo guango”, “loco”, “corrupto” y “cómplice de Javier Duarte”, ya que además torpedearía a la 4T.
Y es que hasta ahora López Obrador ha transitado bien con algunos gobernadores priistas como los de Oaxaca, Estado de México e Hidalgo, entre otros, así como los de Querétaro y Yucatán, del PAN. Además mejoró su relación con los de Jalisco y Chihuahua, de Movimiento Ciudadano y Acción Nacional, respectivamente.
No fue casual, tampoco, que en las elecciones de junio pasado entregaran las gubernaturas de Nuevo León al partido naranja de Dante Delgado; San Luis Potosí, al PVEM del ex gobernador y senador chiapaneco Manuel Velasco Coello, y Querétaro a la corriente albiazul del gobernador saliente Francisco Domínguez Servién, contraria a la del dirigente nacional del PAN, Marko Antonio Cortés Mendoza, quien pretende reelegirse.