Tal y como se esperaba, el Presidente López Obrador vino a Xalapa con las manos vacías y los discursos de siempre. No se presentó ningún plan de apoyo como se anunció desde el fin de semana. No hay plan, no hay dinero, no habrá reconstrucción, sólo paliativos y maquillaje.

Mientras miles de veracruzanos luchan por salir adelante en medio de la tempestad, el mandatario utilizó la emergencia para enviar varios mensajes velados, incluso contra quienes siempre ha defendido de honestos.

El primero de ellos es que ya no confía en las autoridades del gobierno de Veracruz. Tal vez ya lo alertaron que la honestidad de Cuitláhuac García no basta para evitar que sus colaboradores le metan la mano al cajón y tengan desfalcado al gobierno. O que la titular de Protección Civil no tiene la más peregrina idea de su trabajo más que ponerse un chaleco naranja y hacer turismo de emergencia.

Los procesos de reconstrucción a causa de desastres naturales se realizan en dos momentos: cuando se hace la evaluación de los daños y el censo de personas afectadas, y posteriormente, la entrega de los recursos y apoyos que se liberan de acuerdo a la información recabada; al final vendrá la recuperación de la infraestructura. Pues resulta que el gobierno de Veracruz no participará en ninguna de esas tareas.

Ayer en la conferencia de prensa realizada en la zona militar de El Lencero, la coordinadora nacional de Protección Civil (CNPC), Laura Velázquez Alzúa, informó que desde ayer –cinco días después del meteoro- se inició el censo casa por casa para determinar las afectaciones a viviendas, ganado y producción agrícola en los 24 municipios veracruzanos más afectados por el huracán Grace.

Tan sólo en Poza Rica, uno de los 85 municipios considerados dentro de la declaratoria de emergencia emitida por el gobierno estatal, se tienen registradas más de 15 mil viviendas con daños severos; al menos mil fueron destruidas totalmente. En Papantla hay daños en más de 20 mil hogares; incluso la zona arqueológica de El Tajín tuvo daños severos. Pero ya se los dijo ayer el Presidente: tendrán que esperar el censo.

Desde la costa de Tecolutla –lugar del primer impacto del huracán- hasta la sierra del Totonacan, miles de familias también se vieron afectadas por derrumbes y deslaves, la caída de postes de luz y la falta de energía eléctrica. Lo mismo sucedió en la capital del estado donde cientos de viviendas quedaron inhabitables; la carretera a Chiconquiaco es un gran cráter. Sin embargo, en un arrebato de optimismo, el gobierno federal prevé que el próximo martes se tenga el resultado de este primer censo.

El Presidente sabe que el objetivo no se logrará, pero al menos tendrá una semana para pensar qué hacer mientras empieza a buscar los últimos centavos en los cajones de la Secretaría de Hacienda.

El otro duro mensaje en contra de la “honestidad de acero” del gobierno veracruzano es que será el Ejército y la Marina quienes hagan la entrega de los apoyos. Es normal que las fuerzas militares se hagan cargo del primer momento de la emergencia como lo prevé el Plan DN-III, sin embargo, la reconstrucción ya no les compete. Por eso llama la atención que el Presidente haya prescindido de las autoridades del gobierno estatal para entregar los apoyos a la población.

El otro tema que abordó el Presidente es que no habrá un “límite presupuestal” para apoyar a los veracruzanos que resultaron afectados tras los deslaves, deslizamientos e inundaciones que provocó en el huracán. No pasará de una frase para la nota del día. Fue una mentira flagrante.

El 28 de julio pasado, el gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Ahora cada gobierno estatal deberá gestionar con la Federación, a través de Hacienda, recursos para la atención de desastres.

Pero como el gobierno federal no tiene dinero, entonces el censo lo realizará la propia federación para evitar que los estados determinen el monto de esos recursos. Se dará lo que el Presidente quiera dar, no lo que se necesite. El “límite presupuestal” está determinado por la voluntad individual del emperador.

La cereza del pastel fue el dicho presidencial que ante la llegada del meteoro “se actuó con prontitud”. Lo que no le dijeron a López Obrador es que la titular de Protección Civil estatal aceptó que ni siquiera pudieron alertar a la población porque el fenómeno fue más fuerte de lo que habían imaginado.

Mientras, bajo el agua y los escombros, los veracruzanos escuchaban al Presidente continuar en su persecución contra sus adversarios políticos, incluido el ex gobernador Yunes. Los damnificados pueden esperar.

Las del estribo…

1. Tras el asesinato del diputado Juan Carlos Molina, el 9 de noviembre de 2019 -acompañado del Presidente del Congreso y los secretarios de Gobierno y Seguridad Pública-, el Gobernador Cuitláhuac García aseguró que “se equivocan quienes atentan contra la vida de las personas y creen que dichos actos van a quedar impunes”. Parece que quien se equivocó fue él.

2. El sinfín de expresiones de solidaridad que recibió el secretario de gobierno, Eric Cisneros Burgos, tras accidentarse el helicóptero militar en que viajaba este miércoles en el estado de Hidalgo, confirman una cosa: a pesar de todo, los morenistas tienen adversarios, no enemigos. Ojalá y lo entiendan.