Llegué a Córdoba el domingo en la tarde. Lo primero que hice fue visitar el centenario Teatro Pedro Díaz, donde tramoyistas hábiles, dedicados, expertos en su oficio, trabajaban como si no fuera fin de semana para alistar el local donde los tres Poderes del Estado nos constituiremos mañana en una Sesión Solemne.
Tranquilo por el notable avance de los tramoyistas –mis respetos para ellos-, me da tiempo de hacerle al turista.
Camino a pocos metros de ahí, al Parque 21 de Mayo, que lleva en su nombre el orgullo cordobés de haber sido escenario de una batalla decisiva de la Independencia, justo en esa fecha, pero de 1821.
Y enfrente, en la esquina de la Avenida 1 y la Calle 1: el Hotel Zevallos. Fue ahí donde se rubricaron los Tratados de Córdoba. Ahí se firmó la rendición española.
El virrey Juan José Rafael Teodomiro de O’Donojú y O’Ryan entendió que no tenía caso seguir luchando una guerra que para los españoles era imposible de ganar. Se reunió con Agustín de Iturbide (que también tenía su nombre rimbombante: Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu) y reconoció la Independencia de México.
Un mes y seis días después, el Ejército Trigarante, del que nos hablaron en la Primaria, entró victorioso y sin resistencia en la Ciudad de México.
El entonces Portal de Zevallos, como les dije, es ahora un hotel. Menos de un siglo después volvería a ser histórico, al haber sido cuartel de Venustiano Carranza en 1914.
Lo camino con el respeto con el que entra uno a un sitio tan histórico. Una copia de los Tratados de Córdoba se exhibe en una vitrina, con las firmas de Iturbide y de O’Donojú reproducidas fielmente. Sus cinco habitaciones –es muy pequeño- tienen nombres de personajes de ese episodio histórico.
Recorro el hotel mientras transmito en vivo, por Facebook, cuando me encuentro a un youtuber haciendo lo propio. Guillermo Sepúlveda -se presenta después de terminar su transmisión-. No es veracruzano, sino de la Ciudad de México, pero es un admirador de la historia y está en el lugar indicado.
Me comparte una reflexión: tenemos una deuda pendiente con la historia y con rescatar las virtudes de los personajes históricos. Su sacrificio, su lealtad, su amor a México deben inspirarnos no para morir por la Patria sino para vivir por ella –cita a Germán Dehesa-.
Tiene razón nuestro youtuber visitante. De eso se trata nuestra Sesión Solemne de mañana. De mantener vivas y encontrar orientación en las virtudes de los héroes que nos dieron Patria.