Es medianoche y los féretros de Dora y los pequeños Kevin, Alexa, Jair, María Fernanda y Cristofer llegan a la casa donde serán velados.

La entrada de tres carrozas hacen una logística complicada para acomodarse y entrar por la estrecha puerta ante la mirada atenta de decenas de curiosos.

Adentro, el padre de los niños espera sentado con un llanto que apenas se percibe, le han tenido que dar alcohol y un suero para recuperarse y tomar fuerzas para recibir a su familia quien murió tras un derrumbe que arrasó su casa en la colonia Loma Bonita, tras el paso del huracán Grace.

La primera carroza trae el cuerpo de Dora Isabel de 27 años junto con el de María Fernanda quien tenía apenas 15 días de nacida.

En la segunda carroza viene el cuerpo de Kevin de 9 años, después el de Alex de 4 y Alexa de tres años, el de Cristofer de 5 es el último que entra a casa. En total cinco féretros blancos donde con un plumón negro han tenido que escribir el nombre de los pequeños para no confundirse.

Para acomodar los féretros en la pequeña habitación que no alcanza los 20 metros, la familia ha tenido que sacar las sillas, las coronas de flores del gobierno del estado y del ayuntamiento y ha acomodado en un esquina el altar con veladoras y la fotografía de Dora y los niños.

El padre, un joven quien se dedicaba a la venta de fierro viejo recibe los féretros acompañado de su familia. “Llora, es lo que te hace falta”, le repiten mientras él no emite palabra.

Son las 12 :14 y la familia cierra la puerta y las cortinas , piden a los curiosos y amigos respeto, a los medios que no tomen fotos ni graben videos.

La llovizna se ha soltado de nuevo y hace que los visitantes se refugien en las dos carpas que cerraron por completo la vialidad en la calle.

La noche será larga, pero la gente sigue llegando, conocidos y desconocidos se solidarizan de la familia, llegan con café, comida, tamales, velas, flores, pambazos, mientras dan sus condolencias por la tragedia.

AVC

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