La Universidad Veracruzana ha sido muy enfática al asegurar que estudiantes y profesores regresarán a las aulas hasta que el semáforo epidemiológico lo permita. Si bien esta resolución se tomó pensando en la salud e integridad de los estudiantes, es claro que en ciudades como Xalapa, la economía ha decaído por la falta de alumnos en la capital veracruzana
Durante la pandemia, pequeños empresarios y prestadores de servicios que se dedican a brindar alojamiento y comida a la comunidad universitaria han sido gravemente afectados. AvcNoticias contactó a algunos para conocer su opinión sobre la decisión de la UV.
Pensiones Estudiantes Xalapa
Desde 2013, Elia Domínguez convirtió su hogar en una pensión para universitarias. Buscaba ofrecer un espacio seguro y familiar para las alumnas que venían a estudiar a Xalapa. Así surgió Pensión Estudiantes Xalapa, una opción con costos accesibles, entre los 2 mil a los 1 mil 700 pesos, que puede albergar hasta 15 chicas y en donde los padres de familia podían tener la certeza de que sus hijas se sentirían como en casa.
Sin embargo, la pandemia hizo que las pupilas salieran por pie. Para algunas , pagar una renta no era opción después de que sus padres se quedaron sin trabajo, y las clases virtuales les dieron la opción de seguir los estudios desde casa. De las 15 alumnas, solamente se quedaron 4 el primer semestre, pero para el segundo solamente una decidió quedarse.
“Los universitarios son el corazón de Xalapa, la economía funciona gracias a las diferentes universidades que tiene la capital, entonces mi economía es a través de los estudiantes, de darles alimentos y hospedajes y de repente dije ¿y ahora qué hago?… Lo bueno es que tenía guardados tres pesos, porque si no no hubiera podido sobrevivir ”, comentó Domínguez.
Ahora, Pensión Estudiantes Xalapa tiene solamente 4 alumnas de cosmetología que vinieron a hacer sus prácticas profesionales por dos meses. Elia Domínguez asegura que más allá de los problemas económicos que enfrenta su pensión por las clases virtuales, lo que alarma es el tipo de profesionales que se están formando:
“Yo entiendo que estamos en una pandemia, que tenemos que cuidarnos, pero la vida no se puede detener porque como profesionistas no es sólo tener un documento, sino saber lo que vas a hacer, porque si nada más hay papelitos de qué van a servir, cada vez vamos a tener profesionistas con menos conocimientos, menos preparados”.
Regreso a clases: arma de doble filo
Julio Mora es encargado de una tienda frente al Estadio Xalapeño, comenta que en un primer momento la pandemia no les preocupó tanto porque sería sólo un mes de cuarentena, pero cuando vieron que aumentaban los días de encierro, tuvieron que reducir los empleados de 3 a 1, rematar los productos, comprar menos y vivir al día ante los pagos de agua y luz que tenían que hacer mensualmente, así como la compra de cubrebocas y sanitizante para seguir dando el servicio.
La tienda no cerró, pero “dependemos prácticamente de las personas que van a su trabajo en esta zona, que compran su desayuno. Los ingresos no son los mismos”.
Sobre el regreso a clases presenciales, Mora comenta que es un “arma de doble filo”, porque si bien económicamente representaría para este negocio un desahogo, así como para otros de la Zona UV, tampoco se trata de exponer a las personas.
La Zona UV estaba muerta
Al igual que el negocio de la Julio Mora, muy cerca de la Facultad de Derecho de la UV hay por lo menos 6 locales que venden comida, botanas y bebidas a los estudiantes. Ahora solamente hay tres abiertos desde hace un par de semanas. Los pocos alumnos que se ven están de paso para hacer un trámite o son trabajadores de la UV que de repente pasan.
Cristián Alejandro Zedillo Benavides, trabajador esporádico de uno de estos locales comenta que tuvieron que cerrar un año y lo que más les afectó fue tener que seguir pagando la renta, “Con la UV no se llegó a un acuerdo. La Rectoría dijo: pagas la renta o pierdes tu concesión, porque hay quien pueda pagar tus rentas”.
En una situación similar se encuentra Hugo Rodríguez Montalvo, encargado de un local de antojitos, el cual expresó que “la Zona UV estaba muerta”. Antes de la pandemia tenían un horario de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche en donde 6 trabajadores daban servicio, ahora cierran a las 4:00 con sólo dos trabajadoras, además comenta que reciben entre el 20 o 30 por ciento de la gente que solían y aunque “hay que buscarle”, asegura que definitivamente el regreso a clases daría vida a esta zona.
AVC
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