En la vida de cada hombre, hay aspectos que le destacan: “la vida personal, que es tanto más libre cuanto más abstractos o menores son sus intereses, y la vida general, integrada a una comunidad en donde se establecen códigos sociales que le rigen, ante ello, el hombre y su circunstancia “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, escribió en Meditaciones del Quijote, José Ortega y Gasset.
Obedeciendo inevitablemente a las leyes que le han sido prescritas, en esta condición, el hombre vive consciente por sí mismo, pero sirve de instrumento inconsciente a los fines de quienes dirigen sus destinos; este acto de la humanidad, en ocasiones, son actos irreparables que dañan la consciencia humana, y al concordar al mismo tiempo con millones de actos realizados por otros hombres, sucumben ante su propia realidad, y pasa entonces a adquirir importancia histórica, biológica y de pensamiento, reprimiendo los principios fundamentales de la razón, transformando la condición humana, deteriorando a las sociedades, sin un ordenamiento humano, que justifique precisamente, la razón de la razón del ser, a la manera socrática del pensamiento convincente de la razón ante la verdad verdadera. Inmersa y plagada de hechos de irracionalidad, la razón de la irrealidad, adquiere entonces importancia histórica-biológica. “Cuanto más elevado se encuentra el hombre en la escala social, más ligado se encuentra con los que están en un plano superior, más poder tiene sobre los otros y más evidente es la predestinación y la fatalidad de cada uno de sus actos.”, describe León Tolstoi, en una de sus maravillosas creaciones “Guerra y paz”; en esta magnífica obra, Tolstoi, con agudeza de observador acucioso, con una visión de los aspectos que definen física y psicológicamente a los individuos, describe sus mundos interiores y exteriores que condicionando al ser humano.
Ortega y Gasset, insiste en que lo que está en torno al hombre, todo lo que lo rodea, no solo lo inmediato, sino también lo remoto; no solo lo físico, sino también lo histórico, lo espiritual, es el ser que se crea a sí mismo. El hombre, según Ortega, es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreto, incomparable, único, “la vida es lo individual”; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa, o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida puede ser tragedia o drama, dicha o gozo, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él, enfrentarse a él. En otros términos, la realidad circundante “forma la otra mitad de mi persona”. Y la reimpresión de lo circundante es el destino radical y concreto de la persona humana.
El hombre es un ser que se encuentra inmerso, sumergido en una circunstancia y su naturaleza, la cual le presenta distintas concepciones de su estado físico y mental. Por tanto, deja al hombre la misión de satisfacerlas. En el cumplimiento de tal tarea, agrega Ortega, es que el hombre crea la forma, la técnica, que le puede definir; de acuerdo al filósofo, “la reforma que el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades”. Ortega y Gasset, define al hombre como “un ser compuesto de realidades circunstanciales creadas por la opacidad en la forma de pensar y en el sedentarismo como fuente inspiradora de las culturas neopensantes, incapaces de olvidar la tirantez que usurpa el conjunto de la sabiduría”.
Tolstoi, en Guerra y paz, en el capítulo primero de la novena parte, afirma y se pregunta: “El 12 de junio de 1811, las tropas de la Europa occidental atravesaron las fronteras y la guerra empezó, es decir, se produjo un hecho contrario a la razón y a la naturaleza humana. Millones de hombres cometieron unos contra otros una cantidad de crímenes considerables, de engaños, de traiciones, de robos, de falsedades, de saqueos, de incendios y de asesinatos, que la historia de todos los tribunales del mundo no contiene tantos en el transcurso de los siglos…Sin embargo, los hombres que cometieron aquellos delitos, no los consideran como tales. ¿Qué motivó aquel acontecimiento extraordinario? ¿Cuáles fueron las causas? No podemos comprender que millones de cristianos se mataran y se torturaran porque Napoleón ambicionaba el poder o porque Alejandro estaba dispuesto a mantener firmemente su actitud”.
Así, el servilismo de unos y la inconsciencia de otros, se dejan arrastrar por dirigentes soberbios, sin capacidad, que definen sus vidas y les llevan a la muerte y el deterioro social, ya sea provocando una guerra con millones de muertes o durante una pandemia, el problema son sus seguidores.
Sintácticas
Del poeta Kuraguin:
El gato egipcio maulló a los presentes en forma de reclamo y de gusto… su maullido valía profundos orgasmos y, un grito de placer que se escuchaba hasta los oídos de España.
La maldad se suicida sola, cuando su desconcierto le hace padecer su frustración.
Quizá el color de la escoba no sea rojo…y sea pálido, transparente de horror.
El diablo se vuelve amigo de las diabluras.
Si llueve, truena o relampaguea, es porque son avisos de que debes de tomar previsiones.
Nietzsche. Su música: