Nunca antes habían visto un ejemplar así. Enseguida supieron que se trataba de un hallazgo muy especial y al final, el análisis confirmó sus sospechas.
En el estado de Chiapas, paleontólogos del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hallaron un pez que habitó en la Tierra hace unos 95 millones de años, y que pertenece a una especie que no se había detectado hasta ahora.
El descubrimiento, que ocurrió en 2018, se realizó concretamente en la cantera El Chango, ubicada en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa, a unos 30 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez. Este espacio es reconocido por la cantidad de restos fósiles que ha arrojado desde 2006, no solo de peces, sino también de crustáceos, moluscos, plantas y amonitas.
“Es una cantera donde hay colectas regulares. Los ejemplares están muy bien preservados y lo que más se ha recolectado ahí son fósiles de peces”, explicó Kleyton Magno Cantalice, especialista en paleoecología de la UNAM; quien describió el hallazgo en un artículo que fue publicado por la revista británica Papers in Palaeontology.
La principal característica de este animal es la cantidad de espinas que cubren sus aletas dorsal y anal. Pertenece a la familia de los acantomorfos, en la que se incluyen el róbalo, el huachinango y en general, todos los peces que tienen espinas en sus aletas; sin embargo, este ejemplar es mucho más particular.
“A pesar de que el nuestro es uno de los más antiguos y descubrimos que se trata de un nuevo grupo por el número de espinas en la aleta dorsal (13), distinto de otros dos ejemplares anteriores también recolectados en esa zona (uno con ocho espinas y otro con tres); este último está mucho más diferenciado”, indicó el experto.
¿Por qué el hallazgo es tan especial?
Los investigadores bautizaron al fósil y a la nueva especie como “Choichix alvaradoi”.
El nombre lo asignaron en honor al reconocido paleontólogo mexicano Jesús Alvarado Ortega -quien ha dedicado su vida académica al estudio de los fósiles peces en el país-; y también, como un guiño a la lengua tzotzil, que se habla en las inmediaciones de la cantera. En este idioma la palabra “choy” significa pez, y “ch’ix”, espinas.
Según explicó Magno Cantalice, el ejemplar encontrado vivió hace unos 95 millones de años, es decir, en el mismo período en que existieron los dinosaurios.
“Puede decirse que esta especie vivió a la par de los dinosaurios, aunque esto no quiere decir que en esta cantera haya este tipo de fósiles, pero sí la edad es la misma en la que estos vivieron”, aclaró el investigador.
El género es muy especial por varias razones. En primer lugar, en la aleta dorsal y en la anal tiene muchas más espinas que otros animales hallados en la zona. Pero además, presenta una característica muy inusual, y es que a diferencia del resto de acantomorfos, no tiene espinas en su aleta pélvica.
Al realizar un análisis filogenético, los investigadores descubrieron que el Choichix alvaradoi es el ancestro común de los peces que cuentan con púas en la aleta pélvica, y esto nos revela un proceso evolutivo de esta estructura.
“Podemos ver ahí un escenario de transformación evolutiva que ocurrió a lo largo del tiempo”, detalló Cantalice.
El ejemplar descubierto sería la especie más primitiva, lo que lleva a pensar que este grupo se originó en México para después dispersarse por el mar hacia otras zonas, como el mar de Tetis, que existió en la era Mesozoica antes de la aparición del Océano Índico.
“Antes se pensaba que los peces se habían originado allá y que migraron a esta parte de América. Sin embargo, ahora vemos que los más antiguos y primitivos estaban en esta región y posteriormente se diversificaron hacia el mar de Tetis”.
Así, el descubrimiento en Chiapas da un giro acerca de la historia de este grupo de animales, que ahora parece que se originó en América y no en Europa.
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